Visto desde el aire es impactante: una estructura circular y transparente rodeada de otro círculo perfecto que hace de muro de cierre. Así es el radiofaro de Lorbé, uno de los tres que existen en el municipio de Oleiros y que también imponen servidumbres, al igual que la huella sonora derivada del aeropuerto de Alvedro. La existencia del aeródromo coruñés supone una pesada carga para el concello oleirense. Las servidumbres aeronáuticas, recientemente reducidas por sentencia judicial, limitan la construcción y obligan a solicitar autorización previa de AENA. Pero además de esta restricción a causa de los aviones, Oleiros también tiene limitaciones por los helicópteros y avionetas, que se guían de los radiofaros, estructuras menos conocidas.

El municipio cuenta con tres radiofaros: uno en la zona de la Rúa Pardiñeiro en Lorbé, en el norte; otro en Lourido, en una zona de monte arbolado, en el centro del municipio; y otro al sur, en la Rúa Codesal, al borde de la carretera Nacional VI y cerca de O Seixal. Los radiofaros tienen también servidumbres radioeléctricas y es necesario solicitar autorización de AENA también para construir en su zona de afección.

Los tres radiofaros tienen fijada una zona de seguridad alrededor, como si se trazase un círculo con un compás cuyo diámetro sería de unos 600 metros y la superficie total, unas treinta hectáreas. Las viviendas que quedan en esta área (que son muchas en Lorbé y O Codesal), requieren también de autorización previa de AENA para efectuar cualquier obra o reforma. En el caso de la que está junto a la N-VI, y que coincide en parte con la afección de la huella sonora, tiene añadido a su círculo de seguridad una área de vulneración del terreno que también impone restricción.

Los radiofaros de Lourido y O Codesal son unas casetas con unas antenas especiales, en un recinto vallado con carteles de Área de Acceso Controlado y otros con el nombre de AENA. Son emisores básicos y antiguos, al contrario del que existe en Lorbé, que es uno moderno, omnidireccional y de muy alta frecuencia. Junto a estos tres radiofaros existe también otra afección, la de la superficie de aproximación final de los aviones, en la ladera oeste del Monte do Castro en Nós, pero no impone servidumbre (al igual que la baliza de O Codesal) porque solo es a partir de la cota 360 sobre el nivel del mar y todo Oleiros está por debajo de los 170 metros.