Tejos espectaculares, altísimos pinos, magnolios de gran porte, palmeras... Todo este noble arbolado hace de barrera visual que oculta a vecinos, viandantes y conductores el hecho de que en el mismo borde de la carretera Nacional VI en Perillo, en la zona de los concesionarios, existe desde hace años un vertedero de basura. Dos solares de la avenida das Mariñas, cerca de las gasolineras y de la Jefatura de Tráfico, cuentan con construcciones abandonadas hace años y totalmente ruinosas que han sido objeto de actos vandálicos como pintadas e incendios. El Concello inició el año pasado un plan de derribos de viviendas ruinosas pero éstas son ignorada a pesar de la evidente insalubridad de la zona.

Esta situación ha sido aprovechada por algunos para arrojar todo tipo de basura sin que nadie lo advierta, ya que las ruinas y los árboles la esconden. Un gran número de butacas, sofás y sillones, además de muchos retretes y lavabos y una enorme colección de televisores de tubo y enormes pantallas de viejos ordenadores, conforman gran parte de estos residuos.

En este vertedero en pleno suelo urbano también abundan piezas de vehículos, como por ejemplo retrovisores, puertas, ventanas, sillas giratorias de oficina, neveras, lavadoras, tuberías e innumerables colchones. Todos estos residuos arrojados entre las ruinas y la maleza se unen a otro tipo de basura, originada por el uso de estos lugares como refugio por algunas personas. Abundan así las botellas, latas, plásticos, mantas, y restos de numerosas fogatas.

Uno de estos solares, el número 303 de la avenida das Mariñas, cuenta con el que en su día fue un precioso chalé de los años sesenta con zócalo de azulejos de colores, hoy totalmente pintarrajeado y destrozado en su interior. Es la parcela que cuenta con el arbolado valioso y plantas que han crecido salvajes, que han hecho este lugar justo al lado de la marquesina de bus de la N-VI, tenga una gran belleza a pesar de la ruina y porque los árboles del fondo ocultan la basura.

La finca anexa, el número 305 de la avenida, cuenta con una construcción de los años ochenta en desnivel en la que un día hubo una notable lareira de piedra que aún hoy está en pie, pero todo el resto es escombro y basura. Aquí sigue aún una vieja piscina y una parra muerta como testimonio del esplendor de la vida que un día hubo en este lugar.