Sada recupera poco a poco la normalidad. Las calles ya están limpias y las bombas de achique han retirado el agua de la mayor parte de los garajes anegados. Queda por delante un duro camino de peritajes y reclamaciones y los afectados urgen ya medidas para que lo sucedido "no vuelva a repetirse".

Una obra que consideran imprescindible es la mejora de la canalización del río Maior, que discurre bajo la calle Venezuela. La obra se ejecutó en 1975 con cargo a un plan de ayudas de la Diputación. El primer tramo dispone de suficiente anchura, un cajón, pero el segundo, solo de tuberías de escasa sección, lo que provoca un importante efecto barrera, ya que en As Brañas confluyen tres ríos que desembocan en el mismo punto.

La Corporación al completo solicitó en el pleno la mejora de esta canalización, pero la obra sigue sin fecha en el calendario autonómico. La Xunta atribuye lo ocurrido en Sada a un "fenómeno meteorológico adverso e imprevisible" y se mostró dispuesta a ejecutar mejoras, "siempre que tengan sentido" y sean viables técnicamente.

Afectados por la inundación coinciden en que es preciso mejorar las infraestructuras en el entorno de As Brañas, que como el propio nombre indica, es un terreno húmedo proclive a inundarse. Esta zona fue objeto de una gran transformación urbanística en las últimas décadas que ha encorsetado el río y frenado sus salidas naturales. La toponimia da fe de su pasado fluvial: calle Braña, A Lagoa, Sadadarea... Los topónimos apenas casan ya con un barrio que desterró hace ya años las casas bajas para levantar bloques de edificios.

Los residentes en el Nautilus, un imponente edificio construido al margen del río y con hasta tres plantas de parking, apelaban ayer a la necesidad de mejorar la salida del río. "Esperemos que esto sirva al menos para que se haga algo", sostenía ayer Moncho Mariño, uno de los afectados. Este bloque tiene aún parte de los sótanos inundados. El agua llegó a cubrir las tres plantas.

Otros afectados, como Nieves, que vive en una de las casas más antiguas del barrio, recuerda inundaciones pasadas, "aunque nunca una tan grande". "Se hicieron muchas cosas que nunca se tenían que haber hecho y me da mucha pena que se pretenda culpar de todo al alcalde, él solo lleva unos meses", lamenta. Otros vecinos de ese barrio, en cambio, responsabilizan al Concello, al que acusan de dejar pasar horas hasta tomar medidas.

Hay todavía mucho trabajo por hacer y muchas familias y empresarios que tramitan sus reclamaciones. No saben todavía cuándo cobrarán, ni cuánto, pero todos piden medidas "para que no se repita". El historiador Lito Pérez, experto en el devenir de esta villa instaba ayer a consulta de este medio a "sacar algo en limpio de este desastre": "Debemos repensar el urbanismo que queremos en un futuro".