Uno de los tres acusados de un robo en una vivienda de Guísamo (Bergondo) en 2012 vinculó los hechos con el cobro de una deuda por drogas durante la declaración que prestó ayer durante el juicio, celebrado ayer en la sección primera de la Audiencia Provincial. El otro procesado que se sentó ayer en el banquillo se negó a testificar y alegó que solo había podido hablar "15 minutos con su abogada", quien solicitó la suspensión de la vista porque acababa de hacerse cargo del caso. El tercer sospechoso no compareció, por lo que fue declarado en rebeldía.

El único de los imputados que declaró alegó que entraron en la casa de la víctima porque debía dinero "por drogas" al acusado que no asistió a la vista. "Eran dos traficantes", señaló en alusión a uno de los presuntos coautores del robo y a la víctima. En su caso, sostuvo que no llegó a entrar en la casa y que solo ayudó "a cargar las cosas", en referencia al material sustraído en la vivienda, de la que se llevaron también dinero. Además, negó haber atado a la víctima y a su pareja cuando regresó de madrugada a la casa.

El hombre agredido y su compañera sentimental mantuvieron que fueron tres los hombres que entraron en su domicilio con sus rostros cubiertos por pasamontañas. La mujer señaló que le pareció que tenían acento extranjero, aunque los acusados son de nacionalidad española. La Fiscalía demanda que cada uno de los dos procesados que fueron enjuiciados sean condenados por delitos de detención ilegal, robo, lesiones y tenencia de armas, a 17 años de prisión. Para el sospechoso que está en rebeldía, exige 20 años de cárcel, pues es el único acusado de tenencia ilícita de armas.

El representante del Ministerio público sostiene que los imputados agredieron al residente en la vivienda y que maniataron a su pareja para poder conseguir apoderarse de dinero y objetos de valor. Cuando accedieron a la casa, el dueño se encontraba dormido. La víctima escuchó ruidos y, al levantarse, sorprendió a los acusados. Uno de ellos portaba una barra de hierro y otro una escopeta. Tras golpear a la víctima en la cabeza con la barra de hierro, le propinaron golpes por todo el cuerpo.