Si me necesitas, silba. Esta popular cita cinematográfica bien podría figurar en la tarjeta de presentación de Venus, la nueva terapeuta del Centro de Información á Muller de Curtis. Esta perra de aguas dispone de un olfato especial para detectar el miedo y otras secuelas que dejan los malos tratos entre los más pequeños. Desde hace unos meses, tiene encomendada la difícil tarea de "derribar las barreras" que, a modo de defensa, levantan los menores expuestos a situaciones de violencia de género.

Se trata de una terapia pionera en el rural de la comarca que ha puesto en marcha el CIM de Curtis y que, de momento, ha dado buenos resultados. La perspectiva de pasar una tarde de juego con Venus contribuye a vencer las reticencias de los niños a acudir a estas terapias, explica la directora del centro, Natalia Vázquez. "Ahora vienen más contentos", destaca.

Abrirse paso en el mundo de la terapia canina no es fácil. Y no todos los perros están capacitados para servir de muleta a pequeños que han sufrido situaciones de malos tratos, directa o indirectamente, explica el adiestrador de Venus, Adrián Paredes. Su empresa Candamin realiza una selección previa de las mascotas que podrían desempeñar el trabajo. "Lo primero es hacer un test de aptitudes del cachorro para comprobar si reúne las condiciones necesarias. Tiene que ser un perro tranquilo, sin miedo, explorador, que busque el contacto con la gente. Muchos no reúnen las características", explica.

Superado ese primer examen, los aspirantes caninos a terapeuta deben someterse a un entrenamiento específico de gestión del estrés. "Su bienestar es muy importante, el perro tiene que encontrarse bien en las terapias ", destaca Adrián. En el contacto con los pequeños, el animal debe mostrarse "alegre, capaz de trasmitir ese feeling" que ayude a "romper las barreras" defensivas de los pequeños. "Se busca que los niños se liberen de pautas, de miedos, que interactúen de forma autónoma, libremente", destaca el adiestrador.

No existen razas más capaces que otras, aunque algunas puedan reunir unas características que les proporcionen cierta ventaja. "Nosotros no nos fijamos en la raza, sino en el individuo", incide este adiestrador, que lleva seis años formando a canes para fines terapéuticos. Antes de adiestrar a estos terapeutas de cuatro patas, Adrián ya había entrenado a perros como acompañantes de mujeres víctimas de violencia de género, pero con el tiempo decidió mudar el enfoque. "Creo que es mejor la intervención directa con las familias", sostiene.

Venus ha permitido a las técnicas del CIM lograr una comunicación más eficaz con los menores, fomentar su autoestima y contribuir a que gestionen sus emociones, destaca su directora. Tres pequeños acuden actualmente a las terapias, que se complementan con un trabajo en red del CIM con familias, comunidad escolar, Servicios Sociales y fuerzas de seguridad.