El Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) de Oleiros de 1995 delimitaba al borde de la ría de O Burgo, entre Beiramar y O Seixo, una zona verde que denominaba Bosque del Paraíso y que tenía 12.800 metros cuadrados de superficie. Este bosque pasará a tener solo 7.600 metros cuadrados, casi la mitad. Desde 2014 también tiene 330 árboles menos tras una tala y cuando se construya la urbanización de 80 viviendas que está en trámite quedarán solo 76 ejemplares. La desaparición del que fue el gran pulmón verde de la ría se une al de Xaz ya arrasado, el valle hasta O Cubo con gran número de ejemplares autóctonos, a causa de la ejecución de la macro-urbanización del campo de golf. El urbanismo extensivo, el urbanismo de chalé, es una de las principales causas de muerte de los espacios verdes.

Oleiros es un municipio rico. Su espectacular costa atrae a las rentas más altas y a los promotores más poderosos. También es rico en infraestructuras, en equipamiento y, efectivamente, en zonas verdes. Quizá sea el concello con más áreas verdes por superficie de la comarca. Todo esto se ha financiado con el urbanismo, con las cesiones obligatorias para dotaciones públicas. Pero esta dependencia del urbanismo desemboca en la pérdida de las zonas de arbolado natural. Se talan bosques con historia para construir urbanizaciones en las que después se van a plantar árboles en aceras y pequeñas áreas artificiales de césped, porque es obligatorio.

El Concello ha hecho gala siempre de la conservación de árboles. Pone un monumento ante las casas de los que cree que son los autores de envenenamiento de árboles. Practica la política de conservar árboles en medio de las aceras, los que son de gran porte, autóctonos, antiguos. Así ha sucedido al ejecutar las aceras desde Lamastelle hasta Cristo Rey. Los ciclistas tendrán que hacer una ese y frenar para pasar entre dos pinos. El Ayuntamiento también amplía cada poco tiempo el Bosque dos Veciños en Liáns y compró el de la Finca Tenreiro, además de estar en ejecución el parque natural de Bastiagueiriño.

La preservación de estas islas verdes y de ejemplares seleccionados parece que compensa la pérdida de bellos bosques naturales que deben caer para proseguir con el urbanismo extensivo que tanto suelo consume, el de chalés.

Las torres de viviendas suponen barreras visuales y apantallamientos contra los que se lucha pero la urbanización dispersa, la de los chalés, consume y ocupa más superficie, incluida la de bosques. Oleiros tiene un programa de rutas de senderismo por el municipio, y en el listado tienen que ir descontando. Ya no existe un itinerario por aquel valle de Xaz, que será sustituido por un pequeño paseo fluvial y un bien urbanizado y ordenado vial peatonal y ciclista. Ya no existe aquella ruta por O Paraíso de bosque natural, pero los oleirenses podrán pasear por el borde del paseo marítimo, al que se dará continuidad. Pronto también se urbanizará la última zona sin construir en Icaria, donde se ubica un bosque de sauces.

La carretera de Abeleiras de Arriba hacia Os Tornos en Meirás (Sada), tenía esa belleza de la que disfruta la avenida Che Guevara con su paseo de plátanos. A nadie se le ocurriría talar ahí once ejemplares. Pero son los que se han cortado en Abeleiras para una rotonda de acceso al futuro sector de 700 viviendas. Los vecinos de ese entorno miraban los tocones con los ojos empañados tras ochenta años viéndolos y disfrutando de su sombra. No es lo mismo que a un vecino un árbol le quite vistas que si le estorba a un promotor.

El PXOM de 2005 de Oleiros preveía en O Paraíso un bosque de 12.800 metros cuadrados. Al día siguiente de que el Concello aprobase inicialmente el nuevo PXOM de 2009, los promotores propietarios de unos terrenos en la zona elevaron los documentos de compra a público y los hipotecaron. En la aprobación inicial de 2009 la zona verde pasó de 12.800 a 7.600 metros cuadrados y la edificabilidad también aumentó.