La maleza ha engullido por completo la Casa do Cortés. Esta vivienda modernista ubicada a orillas de la Nacional VI en Guísamo está totalmente oculta por las zarzas . La situación no es nueva. Esta villa lleva décadas en ruinas y el pasado año fue embargada tras sufrir una lenta y silenciosa agonía. Ahora es un polvorín en mitad del pueblo.

El Concello de Bergondo ha impuesto una sanción de 3.000 euros a Bankia por ignorar sus requerimientos de desbroce y limpieza. La ley obliga a que las fincas urbanas estén limpias antes de junio, pero las máquinas todavía no han entrado. El Ejecutivo municipal de Bergondo explicó ayer que reiterará trimestralmente la multa a Bankia hasta que ejecute las labores de ornato requeridas.

El Gobierno local emitió ayer un comunicado para informar de la sanción en la que recuerda que "la limpieza y desbroce de las fincas es un deber de todos los propietarios" y que "es esencial en la temporada de verano para cumplir con la ley de incendios y evitar poner en peligro la integridad de los vecinos en un lugar tan poblado como Guísamo". Este diario intentó ayer sin éxito conocer la opinión de Bankia.

La Casa do Cortés está catalogada. El borrador del plan general califica de malo el estado de esta emblemática casa que tenía en su torre esquinal, sus balcones y su portal de acceso con dos columnas y arco de medio punta sus elementos más singulares. Esta vivienda indiana esconde más de una joya, como un Hudson de 1948 en el garaje anexo.

A lo largo de los últimos años, trascendieron algunos proyectos urbanísticos en la parcela. El plan general delimita un polígono de suelo urbano no consolidado de 1,17 hectáreas en esta parcela, que prevé destinar fundamentalmente a la construcción de viviendas unifamiliares. Los redactores del documento urbanístico proponen recuperar la antigua construcción en ruinas como equipamiento social.