El grupo de arqueólogos de la Asociación Cultural Nasa Arqueoloxía que en los últimos meses realizó prospecciones en una veintena de ayuntamientos de las comarcas coruñesa y betanceira, acaba de presentar el resultado de su trabajo a la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta, un informe de más de cien páginas con descripciones, fotografías, planos, levantamientos topográficos y fichas, junto con una conclusión: han localizado y verificado un total de trece yacimientos arqueológicos y recomiendan a los ayuntamientos su catalogación para conservarlos.

El trabajo de investigación de este colectivo les ha deparado una gran sorpresa: querían comprobar si existía un yacimiento en la parroquia de Cuíña en Oza-Cesuras y lo confirmaron, hallaron una pequeña fortificación en una colina sobre el valle del río Fontao, de planta oval, pero con unas características que impide su datación y determinar si es un castro o una fortificación medieval. Sin embargo en el trabajo de campo, a unos 300 metros, encontraron unos canales que les llamaron la atención y los analizaron.

"Es una explotación minera de oro que por sus características la situamos en la época romana. Es una mina de unas seis o siete hectáreas de extensión. Se trata por su extensión de una de las minas más grandes documentadas en el noroeste galaico, únicamente superada por la de Monte Lourido entre Carral y Abegondo, con la que tiene unas características semejantes", explicó uno de los arqueólogos de este equipo, Samuel Nión. Este experto señaló que están documentados restos de otras antiguas minas romanas de oro en las cercanías, con composiciones geológicas del suelo semejantes. Destacó que existen cinco o seis entre las zonas de Abegondo, Carral y Oza-Cesuras.

Nión considera que primero se hizo una excavación y luego se fue ampliando al hallar más oro en la zona. Son visibles los canales de evacuación de la mina en varias zonas y en su lado oeste encontraron restos de otra antigua excavación, que atestiguan las "grandes cantidades" de cuarzo asociado al oro que existen. En Abegondo este equipo halló un castro en medio de un islote en el embalse de Cecebre (cuya existencia ya había sido referida por otro experto) y una fortificación medieval en San Tirso, la Torre de Lamansián Abegondo.

En Bergondo se toparon con el castro de Armuño en Lubre que fue inventariado mientras realizaban esta investigación y en Carral observaron un yacimiento en Covas de Mouros que estaba inventario pero comprobaron que mal ubicado, por lo que actualizaron coordenadas y características. También en Carral certificaron el castro de A Lavandeira en Cañás. En el municipio de Cerceda excavaron en un yacimiento fortificado en A Regueira y documentaron castros en Rodís. En A Laracha, en Soandres, verificaron que lo que era una referencia como un castro y hallaron "gran cantidad de piedras muy trabajadas".

En Oza-Cesuras han incluido un castro y las antiguas minas romanas en Cuíña y un castro en Loureda. En Vilarmaior, por un lado encontraron dos yacimientos arqueológicos, un castro de la Edad de Hierro que fue reocupado en época medieval con una pequeña torre en O Covo, en Grandal; y un yacimiento en Paibelo en Goimil (Vilarmaior). En este informe han incluido dos lugares más como referencia para analizar más en profundidad, uno en Vizoño (Abegondo) y otro casi al lado.

"Lo que más me ha llamado la atención han sido yacimientos como el de O Covo en Vilarmaior por su extensión, casi dos hectáreas, y un estado de conservación muy bueno, no es normal que se vea tan bien en superficie. Es un complejo conjunto de estructuras de distintos períodos, un castro y luego una torre medieval. También destacaría el de A Regueira en Cerceda, un sistema defensivo en buen estado de conservación con un conjunto granítico en la croa y también el de Lavandeira en Carral, un castro de una gran extensión, tres hectáreas", relató Nión.