La sociedad Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Bens, que agrupa a varios concellos del área metropolitana, encargó un estudio del estado de dos depósitos subterráneos de hormigón armado donde se recogen los fangos mixtos y los espesados. La conclusión de los expertos, de ingenieros de la Universidade de A Coruña, fue clara: el hormigón estaba siendo atacado por ácido sulfúrico, que se genera en condiciones donde proliferan bacterias que se comen el oxígeno, y había perdido en algunas zonas una parte importante de su espesor. Los técnicos determinaron que el daño existente estaba en la fase tres, con una "disminución severa del pH" del hormigón que a corto plazo podía poner en riesgo la estructura.

Ante este resultado la EDAR Bens sacó a contratación las obras de reparación de estos depósitos y ya las adjudicó a la empresa Teimper SL por un importe de 138.475 euros sin IVA y un plazo de ejecución de tres meses.

Los técnicos de la Universidade que visitaron las instalaciones de la planta en Bens, tomaron muestras y las analizaron con rayos X, determinaron que según la velocidad de corrosión observada (entre 25 y 35 milímetros de espesor en estos seis años de funcionamiento de la depuradora), en un plazo de tres años el deterioro alcanzará las armaduras de las losas y entonces "se producirá una corrosión generalizada que obligará a una reparación mucho más compleja que la actual y pondrá en riesgo la estructura".

Las tareas que realizará la empresa contratada incluyen el vaciado completo de los dos depósitos de fangos para poder limpiarlos con chorro a presión y también a mano, con martillo mecánico, en algunas zonas, para después aplicar un adhesivo que pegue el hormigón viejo con el nuevo y proyectar luego el mortero de hormigón.

La siguiente fase será la aplicación de dos capas distintas de resina epoxi y luego una tercera capa, incluyendo ya fibra de vidrio, para finalizar con un sellado también de resina de alta resistencia química a los ácidos.

Estos daños en el hormigón de los tanques de la planta de Bens son habituales en este tipo de estructuras, que requieren reparaciones periódicas por las condiciones en las que se encuentran (un elemento, las aguas residuales, que producen varios tipos de bacterias que comen el oxígeno y una humedad y falta de ventilación que aceleran el proceso).

La EDAR Bens, no obstante, sí presentaba deficiencias y problemas ya cuando se entregó, al inaugurarse en 2011. En 2013, cuando se formó la sociedad gestora de la depuradora, EDAR Bens, y entraron en su participación los concellos de la comarca (A Coruña, Oleiros, Arteixo, Culleredo y Cambre), un informe técnico desveló los problemas que tenía. Pero además en abril de este año otro informe alertó de fallos de depuración por la filtración de aguas marinas, probablemente desde la red de saneamiento, que impedían realizar parte del tratamiento biológico de las aguas residuales.

En 2015 además unos buzos se sumergieron en la bahía coruñesa para reparar una grieta surgida en el emisario submarino. Y en mayo de 2016 la estación tuvo que verter directamente al mar para poder realizar reparaciones en el emisario de nuevo. Este año 2018 también se planteó otra reparación de las compuertas del cierre del emisario.

La EDAR Bens costó casi 130 millones, más de lo presupuestado inicialmente (70,3 millones la planta y 17 el emisario).