El borde litoral de la comarca de As Mariñas alberga una flora única, especialmente vulnerable y de gran valor que resiste con dificultades en lugares como las marismas del río Baxoi, la playa de la Alameda o Ponte do Porco, de Miño. La necesidad de preservar estos enclaves centró la ponencia de Inmaculada Romero, doctora en Biología e investigadora de la Universidade de Santiago que visita periódicamente el litoral de As Mariñas para constatar los avances o retrocesos en su conservación.

Y su diagnóstico no invita al optimismo. Enclaves como O Pedrido, las playas de Miño, de especial interés por su sistema dunar, no solo están sometidas a una importante presión urbanística que ha provocado la fragmentación de los ecosistemas, sino que sufren además el impacto de la proliferación de las especies exóticas invasoras. "El plumacho lo está destrozando todo", alerta esta experta en botánica, que incide también en el impacto de especies como la acacia en las dunas de Miño. "Se trata de zonas muy delicadas, que cuesta mucho recuperar y están sometidas a una presión urbana muy fuerte".

Un caso paradigmático de la falta de sensibilidad ambiental a la hora de planificar los desarrollos urbanos y infraestructuras lo constituye, en su opinión, las marismas de Miño. "La salida de la autopista conduce directamente a la duna gris", incide. "Miño tiene que empezar a valorar su marisma, es el único modo de frenar su deterioro", apunta esta investigadora.