A Eduardo López Platas le llaman "el taxista dos nenos". Los recoge a la puerta de su casa, los lleva a la escuela infantil y de ahí al comedor escolar que está en otro ayuntamiento. Los vecinos de Coirós piden sus citas médicas en función del horario de Eduardo con los pequeños. "Cuando acabes con los niños me vienes a buscar", le dicen. Pero este taxista rural presta más servicios que el de transporte: hace recados, recoge las medicinas de las mayores en las farmacias, incluso fía si es final de mes. En tiempos de guerra entre taxistas y empresas como Uber y Cabify, ninguno puede competir con el servicio tan personalizado, atento y de absoluta confianza como el de este profesional que trabaja en un municipio rural de 1.800 habitantes.

"Los vecinos ya conocen mi horario. Entre las ocho y media y nueve y media recojo a los niños en la puerta de sus casas, sobre la una y veinte y hasta las dos y veinte los recojo en la escuela y los llevo al comedor escolar del Vales Villamarín de Betanzos y los recojo de nuevo sobre las tres y media para llevarlos a casa. No les dejo en una parada sino en la puerta de casa y a veces pasando por pistas, te lleva más tiempo. En la parroquia de Ois cojo a dos y en la de Coirós a doce, tengo que llevarlos en dos turnos", relata este taxista cuya pasión es la música.

"Empecé a los 15, estuve en la Orquesta Sintonía de La Coruña, con conciertos por toda España y también en Suiza. Me saqué el título en el conservatorio, di clases particulares y ahora tengo un dúo, Revelación", cuenta. Como taxista empezó hace once años, para tener algo "más estable y tranquilo" que el trajín de tanto viaje, aunque sigue compatibilizando las dos actividades. Eduardo ayer por la mañana llevó a una octogenaria a la consulta del médico y estuvo sentado con ella en la sala de espera hasta que le llamó otro vecino requiriéndole un servicio pero al finalizarlo regresó a buscarla. "Los ves indefensos y claro que lo haces. Esta señora normalmente va con los hijos, pero hoy uno no podía por trabajo, la nuera estaba enferma. Muchas veces son ellos los que te dicen que te vayas a hacer otros servicios, y esperan por ti, la verdad es que la gente es muy amable", relata.

Este profesional tiene una cartera de clientes fijos y tiene que llevar una agenda: entre el horario de los escolares encaja el resto de servicios, la gran mayoría encargados por adelantado. "Sobre todo si son citas con médicos o llevar o recoger a alguien en el aeropuerto o así, ahí no puedes fallar, tienes que ser exacto en el día y la hora, tienes que apuntarlo". Los mayores le llaman, los más jóvenes le avisan por whatsapp .

Coirós es un municipio pequeño donde casi todos se conocen y se genera una gran confianza. Cuando un vecino está enfermo y no tiene en ese momento a nadie en casa, llama a Eduardo para que le traiga algo de la farmacia. "A veces también les hago la compra, les traigo cosas del súper o les recojo el papel del Sintrom. Ya me ofrezco yo muchas veces, no tienen que pedírmelo", asegura.

Esta atención tan personalizada y cercana tiene sus gratificaciones. "Los hijos de una señora en Navidad te traen regalos, te dicen gracias por ser tan amable siempre con mi madre, por ejemplo. O un padre de un niño de la escuela que te trae un detalle, también me pasa", dice Eduardo. Cualquier día sobre la una y veinte de la tarde, el que vaya a la escuela infantil de O Fontelo en Ois verá que este taxista ya está en el aula ayudando a los dos niños que recoge allí a ponerse el plumífero y la mochila.

Eduardo es un hombre sin horario fijo. Está disponible las 24 horas para sus vecinos. "Tengo gente que va a bodas y no quieren conducir y unos días antes ya te encarga recogerlos a las dos o tres de la mañana en tal sitio y llevarlos a casa". Le gusta que el cliente hable y ha escuchado muchos problemas cual psicólogo pero en política y fútbol sigue la corriente para no meterse en líos.

Este vecino de Coirós ha notado los efectos de la crisis económica, la reducción de los viajes en taxi para ahorrar. "Es habitual, a finales de mes me pasa muchas veces, oye Eduardo, que no tengo dinero, te pago cuando cobre el mes que viene. Y nunca tengo problema. Incluso me tienen llamado para ir al banco, dejarles allí y salir ya con el dinero que me debían", afirma.

Pero también el envejecimiento de la población y la marcha de los jóvenes afecta al sector. "Antes había cinco taxistas, tenías mucho trabajo, sobre todo por la mañana. Ahora sobre todo llevas a personas mayores".

López vive muy de cerca el actual conflicto que existe en el sector del taxi en España y cree que los dos sectores tienen que coexistir. "Los taxistas quieren exclusividad y eso hoy ya no puede ser, hay que ponerse al día, adaptarse a los cambios. Yo como músico también he visto cambios, cosas nuevas que aprendo de los jóvenes. En todas la profesiones hay que renovarse. Entiendo que salgan a protestar pero sin llegar a extremos, no con posturas radicales. Tiene que haber empleo para todos. A quien hay que dar caña es a los de arriba, que hagan posible que coexistan", opina este taxista, músico, acompañante, asistente social, psicólogo, hombre de los recados.