La Casa da Cultura de Sada dispone desde ayer de plan de autoprotección, un protocolo básico para actuar en caso de emergencias del que carecía hasta ahora por diversas deficiencias. Un simulacro de incendios puso fin ayer a semanas de gestiones que permitirán dotar a este centro municipal de un instrumento esencial para garantizar la seguridad de los usuarios, incidía ayer el jefe del Servizo Municipal de Emerxencias de Sada, Alejandro Morales.

El simulacro de incendios fue organizado por la empresa externa y coincidió con una función de fin de curso del alumnado de Infantil de Sada y sus Contornos. El simulacro generó alarma entre algunos progenitores y abuelos y también quejas de familias por una coincidencia que, criticaron, debería haberse evitado.

Desde el SEM de Sada explicaron ayer que ellos también desconocían el día y la hora del simulacro, dado que es un requisito indispensable que sea por sorpresa para garantizar su efectividad. “Tiene que ser lo más real posible, no puede estar programado”, explica el responsable de Emerxencias de Sada, que se mostró ayer sorprendido por el revuelo generado.

La hora del simulacro no iba a coincidir inicialmente con la función escolar, pero un accidente en O Tarabelo obligó a la empresa externa a aplazarlo, según explican desde el SEM. “Entiendo que los padres puedan estar molestos, pero nunca se avisa de los simulacros, hay que hacerlo así para que valga”, destaca el responsable de emergencias de Sada, que apela a la importancia de que escolares y docentes participen en este tipo de experiencias para estar realmente preparados en caso de que se produzca un incendio.

Morales lamenta que la coincidencia del simulacro con la función escolar enturbie un importante avance en Sada, en alusión al hecho de que la Casa da Cultura disponga de un plan de autoprotección. “Desde hoy, este edificio está cubierto al cien por cien. Disponemos de un documento fundamental para que todos los medios sepan cómo actuar en caso de emergencias”, incide el efectivo, que recuerda que este edificio dispone de un auditorio con un aforo de 250 personas, sala de exposiciones y una cafetería que acoge sesiones de bailes en las que participan más de cien mayores.