"Tenemos un centro muy variado a nivel cultural, religioso, familiar o de necesidades de aprendizaje de los niños y desde la biblioteca quisimos aprovechar esto para poder inculcar valores, fomentar la participación de todos y construir nuevos espacios inclusivos en la biblioteca", explica Elena Cagiao, coordinadora de la biblioteca del colegio de O Graxal junto con su compañera Ruth Álvarez. Las bibliotecarias del centro cambrés han diseñado iniciativas para trabajar tanto el fomento de la lectura y el aprendizaje como de valores y les ha valido el sello de Biblioteca Solidaria, con 1.500 euros para continuar con este trabajo.

Las responsables de la biblioteca del centro cambrés apostaron por sacar los libros de la sala de lectura y crear "puntos de lectura por todo el centro". En la zona de secretaría, el patio o la entrada hay rincones que se prestan a coger un libro o una revista. "En la entrada pusimos una zona muy vistosa, con alfombras, visillos colgando tipo jaima, muebles y revistas y libros", cuenta Cagiao y explica que también habilitaron un punto de bookcrossing o intercambio de libros para que los niños puedan renovar sus bibliotecas sin gastar dinero.

El colegio cambrés, igual que el de Abegondo, impulsó el voluntariado lector: chicos de 4º, 5º y 6º curso que ayudan a organizar la biblioteca y asesoran a los más pequeños a la hora de acercarse a la lectura o les cuentan cuentos. Además, este centro dispone ahora de material adaptado para que puedan leer los niños con necesidades especiales o juegos de mesa no típicos, también adecuados a varias dificultades.

La introducción de unos pequeños robots llamados escarnabois ha contribuido mucho, asegura la bibliotecaria, a atraer a los pequeños a la biblioteca. Cagiao explica que se mezcla la robótica con juegos de modo que permita a los chicos aprender al tiempo que participan en actividades motivados. "Los niños se pelean por venir. Se nos queda pequeña la biblioteca", asegura.

La rama más solidaria se trabaja en actividades de colaboración con entidades como Save the Children, la Federación de Sordos de Galicia o trabajos en coordinación con una ONG acerca de los refugiados de Siria, centrados en las construcciones. "Queremos que empaticen y valoren lo que tienen", explica Cagiao. Un cuentacuentos sobre diabetes o vídeos por el Día de la Discapacidad contribuyen también a la sensibilización de los chicos que estudian en O Graxal.

Con miras a la concienciación y la sensibilización trabajan también en el colegio de San Marcos. "El objetivo principal que tenemos es crear ciudadanos comprometidos y respetuosos con la diversidad", explica el jefe de estudios, Diego Agilda, que el año pasado fue miembro del equipo coordinador de la biblioteca y director del programa de Voluntariado Miúdo. Para conseguir sus metas, la biblioteca abegondesa se centró en tres vías: el voluntariado ecológico, el social y el enfocado a la discapacidad funcional. También con material adaptado, espacios de robótica, se concibió una programación "abierta a toda la comunidad escolar" en la que "la biblioteca es el eje".

El centro abegondés apostó por intercambiar videoconferencias con la asociación Down Lugo, compartir conocimientos, cuentos y juegos con un grupo de ancianas de la residencia Hermanos García Naveira de Betanzos bautizado como Las Superabuelas o realizar actividades con la Reserva da Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo, de la que Abegondo es miembro.