El Juzgado de Instrucción número 2 de A Coruña ha citado a declarar en calidad de investigados al padre y al cuñado del joven que falleció durante una pelea en una fiesta de Nochevieja en Oleiros. Los familiares de la víctima han sido citados el próximo martes 14 de enero por su implicación en la reyerta, investigados por un posible delito de lesiones.

A la espera de disponer de los resultados de la autopsia, el juzgado continúa con las diligencias para intentar esclarecer este suceso y tomará testimonio el viernes a una camarera que presenció los hechos y a dos de los amigos del joven de 27 años que ha ingresado provisionalmente en prisión por posible homicidio. Los tres, la camarera y los dos jóvenes, han sido citados en calidad de testigos.

Según algunos testigos, la pelea que terminó trágicamente con la muerte de Enrique G.C., un vecino de Arteixo de 31 años, comenzó con un desencuentro en la barra del bar entre el padre y un cuñado del fallecido y unos jóvenes que pertenecían al grupo del supuesto agresor. La pelea, por la sal de unos tequilas, fue disuelta en un primer momento, pero los dos grupos volvieron a enzarzarse y, ya en el exterior del hotel, se desencadenó una reyerta que culminó abruptamente con la muerte de Enrique G.C.

La autopsia resultará clave para arrojar luz sobre el caso. La Policía Judicial baraja varias posibilidades, que el joven falleciese por el golpe que le propinó el supuesto agresor con un cenicero metálico, que se golpease con la cabeza contra el suelo al caer o por circunstancias, entre ellas, un posible infarto de miocardio.

Los dos detenidos, D. M.E, de 27 años, que se enfrenta a cargos por homicidio, y H.M.R., de 33 años, en libertad investigado por un delito de lesiones, declararon ante la juez que no pretendían lesionar a la víctima y afirmaron estar "destrozados" por lo sucedido.

Ambos narraron que fueron a la fiesta de Nochevieja que se celebraba en el hotel Aticca de Bastiagueiro con un grupo de amigos y que se enzarzaron con la familia del fallecido ya bien entrada la madrugada, alrededor de las seis. Todo comenzó con un pequeño desencuentro en la barra del bar en torno a la sal de unos tequilas. Fue una pequeña riña que obligó a intervenir a los responsables del hotel. El segundo desencuentro se produjo fuera de las instalaciones. Los dos grupos volvieron a enzarzarse y fueron separados de nuevo por trabajadores, que optaron entonces por hacer entrar de nuevo a la familia y echar al grupo de jóvenes. Fue después cuando se produjo la reyerta de más calado. Según su versión, la familia salió del hotel y se enzarzaron nuevamente. El acusado relató que el ambiente se caldeó, que llegaron a volar algunos objetos y admitió que llegó a enzarzarse con el fallecido, pero negó haberle golpeado con un cenicero o con algún otro objeto, como mantiene la Guardia Civil.