Un centenar de personas se concentró ayer en San Paio para reclamar la supresión de un punto negro en la carretera que une Guísamo con Guiliade, la DP-0810. La instantánea de vecinos y ciclistas concentrados a pie de vía recuerda a una tomada hace justo 15 años, en febrero de 2005, cuando los residentes, hartos ya entonces de demoras, convocaron la primera protesta para reclamar lo mismo que pidieron ayer, la ampliación de la carretera para garantizar un paso seguro.

Esta nueva concentración se produce tras la muerte de un ciclista arrollado por un camión hace diez días. Un accidente que, denuncian los residentes, podría haberse evitado con una carretera "en condiciones". "Aquí la carretera se estrecha mucho y los camiones utilizan toda la vía porque no les queda espacio", explicaba ayer uno de los residentes.

El muro catalogado de la finca conocida como Villa Julia o Valdeameno se erige como el principal escollo para ampliar la carretera, un proyecto pendiente desde hace veinte años y que solo se ejecutó en su primera fase. En 2007, la Justicia dio la razón al propietario, que se opuso a la expropiación del muro y una pequeña parte del jardín, y decretó que la Diputación no podía expropiar nada que perteneciese a esta finca al considerar que debía ser protegida y conservada en su integridad, muros incluidos.

El accidente mortal de hace diez días ha reavivado el malestar de los residentes, del Concello bergondés y de la Diputación. Todos los grupos con representación en la Corporación secundaron la movilización y los gobiernos local y provincial avanzaron ya que exigirán a la Xunta que "levante" la protección del cierre de la finca. La alcaldesa, Alejandra Pérez, asegura que el muro "no tiene ningún valor patrimonial' al ser muy posterior al conjunto original, de la década de los noventa, afirmó.

Varios de los residentes que se concentraron ayer frente a la finca comparten el argumento del Ejecutivo municipal. Afirman que el cierre "no tiene más de 25 años" y urgen la ampliación de l segundo tramo de esta vía, que registra un elevado tráfico. "Todo el mundo viene por aquí, cuando llegas, ¿cómo pasas?", se pregunta uno de los afectados.

La plataforma de la vía tiene ocho metros y el proyecto que la Diputación tramitó ya en 2004 preveía ampliarla hasta los 13,6 metros: dos viales de 3,5 metros, 2 metros de aparcamiento, aceras de 1,8 en ambas márgenes y arcenes de 0,5 metros.

La catalogación del muro solo permitió ejecutar la primera fase de las obras y los vecinos reclaman que se acometa sin más demoras el segundo tramo. "Si aquí se expropió para ensanchar la carretera y hacer aceras, lo tienen que hacer también en la parte de abajo, todos los vecinos tenemos los mismos derechos", argumentó ayer una de las residentes afectadas.

A consulta de este diario, la Consellería de Cultura, de la que depende la Dirección Xeral de Patrimonio, aseguró que no constaba ninguna reclamación ni expediente con demandas en este sentido de Diputación y Concello, aunque no aclaró si está dispuesta a levantar la protección del muro.

La respuesta no convence a los vecinos, que prevén nuevas protestas para exigir la supresión del punto negro sin más de demoras.