Habilidad y paciencia. Son las armas de las que se han valido Antonio López Seoane y su hijo de doce años para burlar la cuarentena y ofrecer a los betanceiros un anticipo a pequeña escala de su fiesta más querida y amenizar así su confinamiento. Padre e hijo han dedicado diez días a realizar una maqueta de la plaza y la iglesia y recrear posteriormente en vídeo el lanzamiento del globo. Hecha la ofrenda a San Roque, el pequeño de la familia, Antonio, como buen cofrade, se afana ahora en recrear los pasos de la Semana Santa.