El confinamiento no solo afecta a las actividades económicas, sino también a las ceremonias religiosas, que para los católicos tenían ayer una especial relevancia por el inicio de la Semana Santa. La tradición manda que los fieles acudan con ramos de olivo o palmas para que sean bendecidos por el sacerdote durante la misa, pero la suspensión de todos los actos públicos impedía también la celebración de los litúrgicos.

Por eso, cuando la Policía Local y la Guardia Civil de Bergondo fueron informados de la presencia de automóviles en el monasterio de San Salvador, los agentes se dirigieron con rapidez al lugar. Al llegar al cenobio se encontraron con que el cura bendecía los ramos que llevaban los feligreses, quienes no habían entrado en el templo, sino que permanecían en el interior de sus vehículos.