El Gobierno local de Cambre ha aprobado sacar a concurso público la construcción del centro social de Cela, una actuación demandada por los vecinos de la parroquia desde hace diez años. Es la segunda vez que esta obra sale a licitación, ya que en el primer contrato ninguna empresa se presentó, lo que supuso un importante retraso para este proyecto.

Una vez el proyecto sea publicado en la plataforma de contratatación, el Concello espera poder adjudicarlo en un plazo aproximado de dos meses. La intención del Ejecutivo municipal es que los vecinos de la parroquia puedan disfrutar de esta instalación el próximo verano, según explicó ayer en un comunicado. El importe de la obra es de 189.000 euros.

El equipamiento contará con una sala de usos múltiples, que se destinará a actividades como yoga, pilates o gimnasia, con una estancia que funcione como salón de estar o cafetería y comedor y que dispondrá de zona de oficinas. También se creará un pequeño despacho que se utilizará como zona administrativa y dos baños adaptados, uno de ellos con ducha y con la posibilidad de funcionar como vestuario en caso de ser necesario.

La primera licitación fue aprobada en diciembre del pasado año y no se presentó ninguna empresa. El Concello tenía previsto sacar el proyecto a concurso público, pero estalló la crisis sanitario, lo que paralizó todos los trámites administrativos. Ahora, en verano lo retoma. El alcalde cambrés, Óscar García Patiño, explica que "durante el estado de alarma muchas actuaciones quedaron paralizadas, pero en cuanto pudimos, retomamos esta y otras intervenciones con el fin de cumplir una demanda histórica de la Asociación de Veciños de Cela".

El Concello tramitó un Plan Especial de Equipamiento en Suelo Rústico para poder construir el centro en la parcela, comprada a la Fundación Tenreiro. El cambio de usos del suelo permitió, además, al Ayuntamiento construir el local en la parcela que consideraba "la mejor opción" por su ubicación, en el centro de la parroquia, y superficie, 2.000 metros cuadrados.

El Gobierno local que dirigía Manuel Rivas ya había intentado negociar con los propietarios de la finca, pero no llegó a ningún acuerdo. En su mandato planteó la compra de un terreno a través de subasta, pero quedó desierta en dos ocasiones. El Ayuntamiento inició los trámites para expropiar, pero se llegó a un acuerdo con la Fundación y se compró el terreno por 35.000 euros.