El centro de Arteixo ofrecía ayer una imagen muy distinta a la habitual un sábado de feria. Las nuevas restricciones que aprobó la Xunta este viernes por el incremento de contagios de Covid-19 -125 casos según los datos oficiales del viernes- convirtieron en un erial calles del centro normalmente muy animadas en los días de mercado. Hasta en las zonas más transitadas , como la plaza del Balneario, la hostelería funcionaba a medio gas.

Los hosteleros han acatado las nuevas restricciones, aunque muchos a regañadientes o con dudas sobre su eficacia. Como ya informó este diario, el Gobierno gallego ha ordenado limitar las reuniones privadas a un máximo de cinco personas y ha prohibido a los bares y cafeterías servir en el interior. Los restaurantes, en cambio, sí podrán utilizar el comedor, aunque con un máximo de cinco comensales por mesa.

Los propietarios de muchos bares han optado directamente por bajar la persiana; otros se conformaban ayer con atender solo en el exterior para dar salida, al menos, a una parte de la mercancía que habían encargado para el fin de semana. Y algunos, pese a carecer de terrazas, abrieron solo para servir comidas y cafés para llevar.

"Creo que no es la solución. A Coruña y A Laracha están a un paso y la gente puede desplazarse hasta allí para consumir", apuntaba ayer un hostelero de Vilarrodís que solo servía cafés y churros para llevar. Como él, la mayoría de los hosteleros consultados por este diario manifestaron sus dudas sobre la eficacia de las restricciones si se limitan a Arteixo o no se acompañan de controles de movilidad. José Ramón Freire, regenta un bar en el límite entre Arteixo y A Laracha, la Taberna Freire. Este hostelero, que solo pudo abrir ayer la terraza, se mostraba escéptico sobre la eficacia de las restricciones cuando a solo trescientos metros, en Paiosaco, los bares permanecían abiertos también en el interior sin limitaciones de comensales por mesa. Este hostelero se mostraba también molesto por la distinción entre cafeterías y restaurantes: "¿Qué diferencia hay? ¿Por qué los restaurantes pueden abrir en el interior y los bares no? No lo entiendo. ¿De verdad creen que se puede mantener a tres empleados solo sirviendo en terraza?"

En Meicende, que limita con A Coruña, también se mostraban escépticos. En esta localidad, buena parte de los locales hosteleros permanecían cerrados a la mañana. Los propietarios de uno de los pocos abierto, el Monforte, se disponía a bajar la persiana a las dos de la tarde. "Hemos abierto solo para avisar a los clientes, pero vamos a cerrar, así no es viable", explicó Juan Carlos Ochoa, sorprendido ante unas restricciones que solo afectan a Arteixo: "Yo creo que con esto van a expandir el problema más que concentrarlo", apuntó este hostelero, que incidía ayer en la escasa distancia que separa Meicende de los barrios coruñeses de O Ventorillo o Os Mallos. "Tampoco entiendo porque las cafeterías no podemos abrir el interior y los restaurantes sí", apuntó este empresario.

La distinción entre cafeterías y restaurantes causó sorpresa en el sector y, más allá de eso, muchos hosteleros creen que con estas medidas se les "criminaliza" injustamente. "Yo no me puedo permitir cerrar, ya estoy mal y si cierro va a ser todavía peor; pero creo que los hosteleros deberíamos juntarnos y manifestarnos. Nos están asfixiando", afirma José Manuel Méndez, dueño de la cafetería-pensión Pepucho, de Vilarrodís, que ayer solo atendía en terraza.

Los restaurantes también notaron una importante bajada de las reservas: "Mira como estamos hoy, ni la sombra de un sábado normal", lamenta José Prado, uno de los responsables de Bar & Grill 1906. En Mamá Chicó, ubicado en la plaza del Balneario, una de las zonas que tenía ayer más ambiente, también han notado un descenso de las reservas.

No solo los hosteleros han notado el impacto de las restricciones. "Esto es una cadena", apuntaba Ángela Sánchez, propietaria de la tienda El mundo de Angie, en el centro de Arteixo. La cancelación de la feria y las nuevas restricciones se han dejado sentir: "El cierre de la hostelería nos perjudica a todos, si se alarga mucho no vamos a levantar cabeza", incidió ayer esta emprendedora, que ha podido mitigar el impacto de la emergencia sanitaria con la venta online, pero duda de que el comercio pueda aguantar otro parón. "Las medidas lo que van a hacer es hundir más la economía local", teme.

Entre los viandantes, opiniones de todo tipo. "Si lo hacen por salud, me parece bien", apuntaba una transeúnte. Otros, en cambio, dudaban y expresaban su pesar por el impacto en hostelería y comercio.

Juan Carlos Ochoa, bar Monforte

“Vamos a cerrar, con estas medidas no es viable”

La cafetería Monforte, en Meicende, era una de las pocas que permanecía ayer abierta, pero no por mucho tiempo. “Vamos a cerrar, con estas medidas no es viable, hemos abierto solo para avisar a los clientes”, explicaba ayer el propietario, Juan Carlos Ochoa, que se disponía a bajar la persiana pasadas las dos de la tarde. Este hostelero no entiende la distinción entre cafeterías, que no pueden abrir el interior, y restaurantes y teme que las medidas, “más que concentrar, expandirán el problema”.

Ángela Sánchez, El Mundo de Angie

“Esto es una cadena, el cierre de hostelería nos perjudica a todos”

Ángela Sánchez ha conseguido mitigar el impacto de la emergencia sanitaria gracias a su apuesta por la venta online, pero esta joven emprendedora alerta del impacto de restricciones como la aprobada ahora en Arteixo y cuestiona su eficacia al no ir acompañadas de un control de la movilidad. “Esto es una cadena, el cierre de la hostelería nos perjudica a todos”, advierte esta comerciante, que considera que lo más importante es “concienciar a la gente” en las medidas de seguridad.

Juana Sánchez, vecina de Arteixo

“Si las medidas son por nuestra salud, me parecen bien”

“Si las medidas son por nuestra salud, me parecen bien”, apuntaba ayer Juana Sánchez, una vecina de Arteixo, al ser consultada por este diario sobre las nuevas restricciones aprobadas por la Xunta cuando paseaba a su perro por Vilarrodís. Esta vecina llamaba la atención sobre la necesidad de reducir las cifras de contagio de Covid-19 en el municipio y se mostró especialmente preocupada por la vuelta al cole. “A mí lo que más me preocupa ahora son los niños”, apuntaba ayer este vecina.