El modelo Meirás ya es exportable. En Sevilla una plataforma de entidades y particulares lleva años de lucha para recuperar un enorme cortijo al borde del río Guadalquivir que denuncian que fue expoliado por uno de los generales golpistas del dictador Francisco Franco, Gonzalo Queipo de Llano. Esta plataforma demanda la implicación de las instituciones y las administraciones públicas para crear un comité como el constituido para recuperar, por primera vez con éxito, el pazo sadense. En el caso andaluz, Queipo se hizo en 1937 con 450 hectáreas del que se decía que era el cortijo más productivo de Andalucía (cereales y olivos sobre todo), en el municipio de Camas.

“La sentencia de Sada nos favorece, ha sido un paso adelante importante, y queremos que se forme un comité jurídico e histórico como el constituido para la devolución de Meirás. Este comité, con representantes de las administraciones, sí tendría posibilidades de investigar seriamente y acceder a archivos que nosotros no podemos, y elaborar así un informe para presentarlo a la Abogacía del Estado y que ésta, al igual que el caso de Sada, presente una demanda”, explica Bonifacio Cañobano, uno de los portavoces de este movimiento vecinal denominado Plataforma Gambogaz, por el nombre del cortijo andaluz que reclaman que se devuelva al pueblo.

En el caso de Meirás se creó un comité de expertos con participación del Estado, la Xunta, la Diputación, el Concello de Sada, la Real Academia Galega y el Consello da Cultura Galega. Una “estrategia triunfadora” que en Sevilla quieren “replicar”, según señala Cañobano. De hecho ya han conseguido pequeños triunfos tras el caso del pazo.

“A raíz de lo de Meirás se presentó, por primera vez, una pregunta en el Senado sobre Gambogaz . Y hemos pedido al Secretario de Memoria Democrática que se implique”, dice Cañobano.

El pazo de Meirás y el cortijo de Gambogaz tienen similitudes. En los dos casos el pueblo demanda recuperar un bien expoliado durante el Franquismo para el uso público. Y otro elemento en común: un papel puede ser la clave de todo. En el caso de Meirás fue una escritura de 1938 de la que se sabía su existencia pero se desconocía dónde se encontraba, y que localizó la Abogacía del Estado y con la que probó la tesis de un contrato simulado realizado por Franco para la transmisión del inmueble, mediante otra escritura posterior de 1941.

En el caso de Sevilla es también una escritura de compra venta, firmada por Queipo de Llano ante notario el 24 de diciembre de 1937. Al parecer el general acudió al notario a comprar 450 de las 480 hectáreas de un cortijo de la burguesía andaluza, el más moderno y tecnificado de la época. “Era la joya de la agricultura andaluza. Queipo no tenía dinero y la adquiere con un cheque del Banco de España, con fondos públicos”, asegura Cañobano.

En el mismo acto Queipo compra el cortijo, constituye una fundación a su nombre y transfiere la propiedad a dicha fundación supuestamente de fines sociales. La justificación para obtener ese dinero público fue que la fundación iba a hacer cooperativas, ayudar a los agricultores, darles viviendas y tierras. “No se hizo nada de eso”, destaca este portavoz. “Queipo usa mano de obra esclava, de los campos de concentración para redimir penas por trabajo, para trabajar las tierras”. Luego, en otra operación, el general se transmitió las tierras de nuevo a su nombre. Hoy en día sus descendientes siguen disfrutando de estos bienes.

“Lo que nos falta, lo que queremos para poder acudir a la Abogacía del Estado es esa escritura clave. Sabemos lo que pone y conocemos buena parte por gente que la vio pero está en el Archivo de Protocolos Notariales de Sevilla que no se pueden abrir hasta pasados cien años, es decir, hasta el año 2037 en este caso”, apunta Bonifacio Cañobano. El Estado sí podría acceder, si quiere, a este archivo.

“La plataforma pide que se impliquen las instituciones andaluzas como hicieron en Galicia. El Ayuntamiento de Camas no se ha implicado, la Diputación de Sevilla tampoco, el Parlamento andaluz ni ahora ni cuando estaba el PSOE. Todo el trabajo hasta ahora de investigación lo hemos realizado particulares de la plataforma”, añade.

El caso andaluz es hoy más complicado. Los descendientes de Queipo de Llano parcelaron y vendieron parte de las tierras. El cortijo hoy está casi abandonado. Pero es un símbolo. “No nos van a cansar. En mayo ya tenemos organizada una movilización”, resalta Cañobano.