Con forma de Nolotil pero transparentes y dentro un pequeño mensaje de ánimo como Queremos verte sonreír. Sin receta médica. Un grupo de jóvenes de Oleiros repartieron estas vitaminas entre los locales de Santa Cruz, comercios, supermercados, tiendas, incluso el centro de salud. Una iniciativa solidaria y empática que demuestra de nuevo la falsedad de mitos como que los jóvenes son egoístas. Vitamina Xove es el nombre que pusieron a esta acción que planean repetir en el casco urbano de Perillo próximamente.

Esta singular iniciativa ha partido de seis chicos y chicas de entre 17 y 19 años que acuden a las Casas da Mocidade de Oleiros de forma habitual. Distribuyeron más de 300 cápsulas, fundamentalmente entre los sectores esenciales, que han estado abiertos durante todas las fases de esta crisis sanitaria mundial.

“Un día un amigo y yo, caminando por la calle, nos dimos cuenta de que no veíamos a nadie, y la gente que había se veía un poco triste. Se nos ocurrió hacer algo como las galletas de la suerte chinas, que al abrirlas tienen un mensaje. Hicimos eso pero con forma de píldora”, explica Kiko González, de 19 años, que acaba de empezar Recursos Humanos en el campus de Lugo.

Este universitario, junto a Adrián Valiño, que estudia primero de Periodismo y Pablo Grela que cursa Filología Galega, además de las estudiantes de bachillerato Nerea Rodríguez y Nuria Castro, realizaron este reparto de medicamentos de ánimo que en muchos casos surtieron un efecto inmediato, porque sectores como autónomos y hostelería, ante el grave momento que atraviesan, aprecian un gesto como el de estos jóvenes: simplemente que alguien piense en ellos y les dé ánimo.

“A mí me emocionó mucho, cuando aparecieron por la puerta y me dijeron que me iban a dar un regalo. Abrías la capsulita y aparecía como un prospecto con mensajes como Sen ti non saímos desta o O teu aguante, a nosa vida, Seguir pelexando... Es una iniciativa muy bonita, y por parte de unos adolescentes, es muy buena idea”, explica Arantxa Gómez, de la cafetería Varadero, que colocó estos pequeños mensajes en la cristalera del local.

“En un supermercado, al darle una píldora a una de las cajeras, se emocionó muchísimo y dijo que quería echarse a llorar pero no podía porque tenía mucha gente para atender. Eso fue emocionante, para ella y para nosotros”, señala Kiko González.

“Queríamos darles mensajes de fuerza, de aguantar a pesar de todo, y de apoyar al comercio local”, añade este joven que participa en las actividades de las Casas da Mocidade municipales.

Desde el Ayuntamiento de Oleiros, tras conocer la idea de estos estudiantes, les prestaron apoyo para llevarla a cabo.