La mascarilla fue este año el complemento imprescindible en la zambullida por los locos años veinte de Sada y Curtis. Los dos municipios celebraron ayer la Feria Modernista y la Feria Histórica Curtis na Lembranza, dos citas ya consolidadas en su programación festiva con las que conmemoran, cada uno a su manera, los avances de los primeros años del siglo XX.
Los sadenses, ataviados a la parisina, con collares, boas, guantes, plumas, flecos, lentejuelas y, de fondo, uno de sus bienes patrimoniales más preciados: La Terraza de Sada, símbolo modernista por excelencia de la villa. Los vecinos de Curtis, a la moda del rural gallego en esos años en los que el municipio comenzó a crecer gracias su bullicioso mercado y la estación de tren.
Unos y otros disfrutaron de una jornada festiva, con juegos tradicionales, pasacalles, teatro de calle y conciertos. Eso sí, con aforos reducidos, reserva de cita y las restricciones obligadas por la pandemia del COVID-19. La emergencia sanitaria restó algo de ambiente al viaje al pasado, pero las familias pudieron disfrutar de los tiempos modernos con más medios y seguridad de la que imperaba en los años de la mal llamada gripe española.
La feria Curtis na Lembranza, que impulsa la Asociación de Comerciantes de Curtis con el apoyo del Concello, contó con un mercado de alimentación y artesanía; talleres sobre el proceso de elaboración del lino; pasacalles del grupo Garatuxeiros, la Asociación de Mulleres A Carballeira y la Asociación do Traxe Galego, y conciertos de Olga Brañas, Tiruleque, Odaiko y Leirabuxo.
En Sada, la música dixie fue la banda sonora de una jornada en que los vecinos disfrutaron de sesiones de juegos populares, teatro y proyección de clásicos del cine mudo musicadas en directo. La feria modernista proseguirá hoy con espectáculos de danza, teatro de calle, más juegos y el popular picnic, al que habrá que acudir con reserva previa.
Betanzos salió también a la calle para celebrar una nueva edición del Vai de Rúa, en el que participan once compañías.
