Un domingo a las 10.00 horas. Y un día de playa. Fue la jornada escogida por un grupo de voluntarios, sobre todo voluntarias, para retirar los restos de un coche que llevaba años, pero que muchos años, abandonado en el monte de A Espenuca, en Coirós. Poco se sabe de cómo, cuándo y por qué acabó ahí este vehículo matriculado en 1979, que permaneció decenios oculto entre la maleza.

“Creemos que llevaba cuatro décadas”, explica Fernando Bandín, presidente de la Fundación Fragas do Mandeo, la entidad que custodia este enclave natural, que organizó esta actividad en la que participó el equipo de voluntariado de la Xunta de Galicia y la Reserva de Biosfera As Mariñas Terras do Mandeo.

Voluntarios retiran los restos del coche con ayuda de cuerdas.

El vehículo, supuestamente un Seiscientos, llevaba tanto tiempo abandonado en el monte que apenas se podía distinguir el modelo entre el amasijo de hierros: “La defensa era la de un Seat 600 pero estaba totalmente deteriorado, algunas de las piezas estaban totalmente carcomidas”, explica Bandín. Para proceder a la retirada de este clásico del motor, reconvertido en residuo tóxico, los voluntarios tuvieron que proceder antes a su despiece para después retirar los restos con la ayuda de cuerdas.

No fue fácil. El vehículo se encontraba en una zona de difícil acceso,escarpada, con una pronunciada pendiente. Integrantes de Fragas do Mandeo se encargaron de bajar hasta el lugar para depositar los restos en sacos, que voluntarios subieron hasta la cima, situada a más de cien metros, con la ayuda de cuerdas. Participaron en la tarea 22 personas. Hasta el conductor del autobús fletado por la Xunta para trasladar al equipo de voluntariado se arremangó la camisa para colaborar. Y es que toda ayuda fue poca. En total, retiraron 309 kilos sumando el motor, los ejes y las ruedas del vehículo.

Voluntarios retiran uno de los neumáticos.

Voluntarios retiran uno de los neumáticos.

Los trabajos de retirada de este vehículo se realizaron en dos jornadas. La primera, hace ya unos meses, el pasado febrero, cuando los integrantes de Fragas do Mandeo, con la ayuda de voluntarios, extrajeron la mitad del vehículo. No solo eso. Los ecologistas se toparon también, ocultos entre la maleza, otros residuos más que fuera de lugar en un enclave natural: una lavadora, un televisor o un sofá que vándalos depositaron en el monte. En total, 273 kilos de basura.

La entidad de custodia del territorio Fragas do Mandeo agradece la labor prestada por este equipo de voluntariado de la Xunta, en su mayoría jóvenes y sobre todo mujeres: “Esperamos que recuerden el esfuerzo con el orgullo de saber lo mucho que se puede lograr cuando se trabaja en equipo”.

Los voluntarios posan con restos del coche retirado de A Espenuca.