A Barcala tras el fin de la molienda
A la venta una nave junto a “los primeros molinos de marea documentados de Galicia”, según el concejal de Patrimonio
La antigua vida molinera que alimentaba el río Mero en A Barcala y que, a su vez, respondía a las demandas de harina de la ciudad de A Coruña ha dejado vestigios como algunas construcciones que en los últimos tiempos han funcionado como naves o almacenes, probablemente el mismo fin con el que se crearon, sospecha el concejal de Patrimonio de Cambre, Ramón Boga. Los restos en forma de inmuebles aquella actividad que convirtió a la zona en referente en su época, por contar con “los primeros molinos de marea documentados de Galicia” y uno especialmente grande para la época, según Boga, cambian ahora de vida, y de manos. Una de las naves, que necesita reforma, se encuentra a la venta por 199.000 euros en un conocido portal inmobiliario, que destaca en su descripción su vínculo con un antiguo molino y la califica de “propiedad histórica”.
“Es una nave moderna, de principios del siglo XX, más o menos. Es una de las naves que se hacían en esa época, casi todas iguales por Europa adelante, que tenían un mismo concepto. Son naves de la revolución industrial”, sostiene el especialista cambrés. “Fue hecha aledaña a los molinos de A Barcala. Esta nave debía de ser un almacén para el molino, supongo. Es una nave industrial que son tipológicamente muy parecidas”, apunta el edil cambrés.
La nave está inventariada en el catálogo municipal, señala. Creo que debió de ser construida por los propietarios de los antiguos molinos. Vecinos de actividad de la nave en venta aseguran que la parte trasera de los almacenes, que da al río y donde se ubicaban los molinos, se modificó y perdió los restos de su antigua actividad en el tiempo en que se canalizó el río.
Los molinos “estaban documentados por los menos en el siglo XIV”, sostiene Boga. “Había un molino, además, enorme, porque tenía 12 ruedas de molino. En el siglo XIX, si tenían cuatro ya eran muy grandes”, explica. Y añade que los ejemplares que abundaban por el entorno “eran pequeños, de una sola rueda”.
La existencia de los molinos de A Barcala “era muy importante para la ciudad de A Coruña porque tenía algunos molinos de viento, uno pequeñito en Monelos, y necesitaba. Tenía que ir a las afueras a moler grano”, relata Boga y explica que desde la ciudad “iban en barcazas, en barcas, por la ría a moler allí”.
El molino pertenecía “a los monjes, al monasterio de Cambre, al marqués de Cañizares —de Zaragoza, donde vivía, pero que tenía propiedades aquí— y “siempre hubo lío entre la ciudad de A Coruña y el monasterio de San Martiño Pinario, al que pertenecía Cambre, por la jurisdicción de las aguas, porque no estaba muy claro quien tenía la concesión para pescar anguilas o explotar aquello”, cuenta.
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