El pacto de las familias para no dar móvil hasta los 16 años llega al Valle Inclán en Oleiros

Unos setenta padres y madres del colegio inician un movimiento para retrasar la entrega de un ‘smartphone’ y reducir la presión social E “Los niños no hablan, chatean”, afirman

María Durán (izquierda) y Gemma Andújar. |   // L.O.

María Durán (izquierda) y Gemma Andújar. | // L.O. / MartaVillar

Lo que comenzó en junio de este año en un pueblo de Irlanda se contagió a un colegio de Barcelona y ahora ya existe una movilización también en Oleiros, en el colegio de Infantil y Primaria Valle Inclán de Perillo. Madres y padres han comenzado a unirse para retrasar la entrega de un teléfono inteligente a los hijos hasta los 16 años. Saben que van a contracorriente, tienen encima una gran presión social pero tienen la seguridad de que lo hacen por el bien de los menores y de la sociedad. Ya son unas setenta personas, la mayoría del Valle pero también progenitores de otros centros educativos, se han unido en un compromiso escrito de no proporcionarles smartphones antes de tercero de ESO y acabar con la tradición de regalar uno al acabar sexto de Primaria (11-12 años).

“A partir de lo que salió en prensa de la localidad de Greystones, donde los padres se unieron para que sus hijos no tuviesen un smartphone hasta Secundaria, que después se unieron de otros centros, nos reunimos a finales de junio pasado, antes de terminar el curso. Éramos una veintena, redactamos un documento donde expusimos nuestros objetivos e inquietudes y firmamos nuestro compromiso a no dar el móvil hasta tercero de ESO. Al leer lo de Irlanda se nos abrieron los ojos. Hablamos con la directora que se puso a nuestra disposición. En el colegio ya no se pueden utilizar pero el problema está en su uso fuera, que ahora es una locura absoluta. Nuestros hijos ahora no hablan, chatean” explica María Durán, madre de tres hijos, una de ellas con 11 años que no tiene móvil “y no hay drama”.

“Sus hermanos lo tuvieron a los 14, pero entonces internet no era lo de ahora, ni había redes sociales. Mi hija me lo pidió, le dije que hasta los 14 nada y lo asumió”, añade María. “Yo tengo dos mellizos de 11 años, no tienen móvil y nunca me lo han pedido, siempre hemos controlado mucho eso y el uso de los videojuegos solo los findes de semana. Lo tienen muy asumido y son niños felices”, destaca Gemma Andújar, que con María Durán comenzó esta movilización que no quiere prohibir el móvil, solo retrasar la edad para usarlo, esperar a que tengan suficiente madurez.

Ansiedad, menor rendimiento escolar, exclusión social e incluso bullying, son efectos del uso de los móviles en los menores, sobre todo por la constante revisión de publicaciones en redes sociales, donde continuamente se comparan o surgen comentarios críticos.

“Si para sacar el carné de conducir tienes que estudiar y examinarte, para votar o beber alcohol tienes que tener una edad mínima, también debería ser así para el móvil inteligente. No digo que no tengan un teléfono para llamar y recibir, que es necesario pero no necesitan un smartphone con todo lo que tiene, aplicaciones, redes sociales, acceso ilimitado a todo tipo de contenido en internet. Ya tienen ordenador y tablet en casa. Queremos ganar tiempo, retrasarlo, no somos anti tecnología ni nada de eso, creemos que internet es una gran herramienta, muy positiva, pero tienen que estar formados para usarla, es hacerles un favor. Padres con hijos de 14 años te dicen que en la gran mayoría de conflictos en casa está el móvil por medio”, asegura Gemma Andújar.

Estas madres le han echado valor, se han apuntado a un movimiento que aún está comenzando y que encuentra también el rechazo de otros progenitores. “Hay padres y madres que no están de acuerdo, nos han dicho que ellos se lo han dado ya y son tajantes. A veces incluso te da vergüenza decirlo. Pero al ver a esas familias en Irlanda y luego en Cataluña pensamos que no, no estábamos locas”, añade Andújar. “Lo que más pesa es la presión social, es difícil resistirla, que a lo mejor un amigo de tu hijo le dieron un móvil con 9 años, que conocemos casos, si no se lo das al tuyo se va a comparar, se puede sentir el raro. Es difícil resistir esa presión. Pero si se unen cada vez más progenitores ya no serán casos aislados, no se sentirán raros”, agrega.

“Ese es nuestro objetivo, que seamos cada vez más y se reduzca la presión social y también que el Ayuntamiento nos apoye, que oferte charlas y talleres en los centros, para progenitores y escolares, para explicarles esto. Sabemos que va a ser titánico pero queremos conseguir que haya este debate público, y quizá de aquí a cinco años ya haya algún cambio.”, subraya María.

El alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, ya mostró ayer, en declaraciones en una emisora local, su “apoyo siempre” a estas medidas “enfocadas a una mayor protección de niños y niñas respecto a su salud mental y física”, como prevención de acoso escolar y mejor rendimiento.

Este grupo de padres y madres del Valle Inclán está abierto a que se sumen más progenitores a este movimiento, a través del chat común en un grupo de Whatsapp: https://chat.whatsapp.com/GGDh5uNr5gS2LfJ1jIHEzQ

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