La rosca más venerada de Arteixo sale en procesión

Oseiro celebra sus fiestas por San Tirso y San Blas y mantiene viva la tradición de sacar en procesión dos roscas de pan, su “amuleto contra cualquier tipo de maleficio”

Participantes en la procesión de Oseiro con una de las roscas.   | // LA OPINIÓN

Participantes en la procesión de Oseiro con una de las roscas. | // LA OPINIÓN / A. P.

A. P.

Oseiro atesora una tradición tan antigua como el pan. Esta localidad arteixana celebra durante esta semana sus fiestas en honor a San Tirso y San Blas en la que los feligreses sacarán también en procesión, convenientemente engalanadas para la ocasión, a dos santas que fueron amasadas con mimo la tarde del 31 de diciembre.

Se trata de dos roscas realizadas sin fermento ni sal que permanecen a resguardo en la iglesia, expuestas a los devotos como una alegoría a la salud y la comida. Tras recorrer el perímetro de la iglesia con acompañamiento musical, este último pan de año será repartido entre los asistentes para protegerse “de cualquier enfermedad o mal”.

Esta curiosa tradición, un culto al producto de la tierra y el trabajo en el campo, hunde sus raíces en la cultura greco-latina, detalla una investigación de Rosa Vizcaya y Francisco A. Vidal. Ese último pan del año, que debe salir del horno antes de que se ponga el sol, se “convierte en un amuleto contra todo tipo de maleficio”, explican estos historiadores.

El investigador Xabier Maceiras, analiza esta tradición en su blog Crónicas de Arteixo. Las roscas, la del niño y la niña, salen del horno al filo del atardecer del último día del año y su llegada es anunciada con una salva de cohetes. Santiago Rey, nacido en 1936, más conocido como Chacho, relata en este artículo cómo su abuelo, el panadero de Oseiro, elaboraba con mimo estas roscas mágicas. Al cierre de la panadería Rey, fue Chacho el que asumió este encargo en La Nueva, de Vilarrodís, hoy conocida como O Forno da Vella, que se encarga actualmente de mantener viva esta tradición.

Los tiempos cambian y hace ya muchos años que esta parroquia no da maíz, pero la tradición se mantiene viva en un lugar en la que muchos de sus vecinos llevan el Pan como apellido.

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