La vida de la ropa tras el contenedor

La empresa de inserción laboral Arroupa, de Cáritas, recoge, separa y da nuevos usos a los textiles depositados por vecinos del Consorcio u En enero se recolectaron 32 toneladas

Un trabajador clasifica prendas en las naves de Arroupa, en Santiago.   | // LA OPINIÓN

Un trabajador clasifica prendas en las naves de Arroupa, en Santiago. | // LA OPINIÓN / Sara Vázquez

Nuevas vidas son posibles para la ropa depositada en los contenedores de textil. Desde contribuir a la inserción sociolaboral de personas en riesgo de exclusión hasta servir de relleno para los asientos de automóviles son algunos de los fines a los que pueden servir las humildes sábanas, manteles o pantalones que los vecinos del Consorcio As Mariñas depositan en los colectores específicos, que gestiona la empresa de inserción laboral Arroupa, de Cáritas.

Desde que los vecinos dejan los artículos textiles que ya no quieren en casa en los contenedores, se abren cuatro vías de futuro posibles tras la clasificación que realizan los trabajadores de Arroupa en las naves centrales, en Santiago. Las prendas y complementos en mejor estado se venden en tiendas de Arroupa con Moda re- (en A Coruña, Arteixo, Santiago y Pontevedra) a un precio medio de 4,5 euros por artículo, salvo piezas concretas que, “por su marca o calidad o porque todavía tienen la etiqueta”, se despachan a mayores importes, de modo que “el público objetivo son rentas medias altas que saben que pueden encontrar prendas muy atractivas en tienda”, explica la gerente de Arroupa, Isabel Fraga. Esta vía permite la viabilidad de empresa de inserción, es decir, formar y pagar las nóminas a las personas en riesgo de exclusión a las que da empleo.

Prendas y complementos reutilizables nutren también los roperos parroquiales de Cáritas, que ayudan a vestirse a personas en situaciones vulnerables. En la comarca, vecinos que lo necesiten pueden acudir a roperos en Arteixo, Bergondo Culleredo, Oleiros y Sada. La empresa ofrece la recogida de ropa en alguna de sus cuatro tiendas a través de vales que pueden intercambiar por las prendas que elijan, en lo que denominan la “entrega social”, que permite “dignificar” el proceso y evitar el paso por los roperos de Cáritas.

Arroupa realiza también colaboraciones como, “por ejemplo, al centro penitenciario de Teixeiro, sobre todo ropa de hombre”, explica la gerente. La parte que no resulta apta para vender ni donar, se vende al por mayor para su reutilización en otros países y los artículos irrecuperables dentro del sector textil sirven para otros: “Se utilizan muchísimo en el sector automovilístico, para rellenos de asientos”, señala Fraga. Solo un 3% de las piezas recogidas de los contenedores se quema, detalla la gerente.

En el primer mes de actividad de Arroupa en el Consorcio, se recogieron un total de 32,3 toneladas de textiles: 8,9 en Culleredo, 6,9 en Oleiros, 4,7 en Sada, 4,6 en Cambre, 4,1 en Betanzos, 1,2 en Carral, 831 kilos en Bergondo y 766 en Abegondo. Los contenedores instalados entre los ocho concellos suman 70. En Culleredo hay 20; en Oleiros, 12; en Cambre, 11; en Sada, otros 11; en Betanzos, seis; en Bergondo, tres; en Carral también tres; y en Abegondo, dos.

La gerente, Isabel Fraga. |  // L. O.

La gerente, Isabel Fraga. | // L. O. / Sara Vázquez

“El objetivo es la sostenibilidad ambiental, pero también social”

“Esta empresa se creó con la finalidad de aprovechar un excedente en los roperos de Cáritas con una finalidad social: crear empleo para personas en riesgo de exclusión social”, explica la gerente de Arroupa. “Formar y acompañar a personas en situación de vulnerabilidad por muy diferentes factores” se sitúa entre los objetivos de la empresa de inserción junto con la contribución al cuidado del medio ambiente. “Tenemos un objetivo de sostenibilidad medioambiental, pero también social”, aclara. El contrato con el Consorcio As Mariñas ha permitido crear cuatro empleos directos, dos de selección y dos de conductores; y diez personas realizan apoyos, señala Fraga.

Destaca, además, que el contrato redactado por el Consorcio fue el primero de Galicia “que cumple todos los requisitos de la nueva ley de residuos, que pasa a considerar el textil un residuo de responsabilidad municipal”.

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