Verde y Azul

El bosque submarino que preserva la atmósfera, en peligro

Las praderas de posidonia, una planta marina endémica del Mediterráneo, generan más oxígeno que el propio Amazonas | El calentamiento global, los fondeos masivos y los vertidos están reduciendo su superficie de forma acelerada

Posidonia. Las praderas de posidonia, una planta submarina endémica del Mediterráneo, retroceden de forma preocupante. Se trata de una ‘deforestación’ bajo el mar que termina con verdaderos bosques donde se crían peces y especies de todo tipo. Pero, sobre todo, es una planta con una excepcional capacidad para emitir oxígeno y para retener dióxido de carbono, justo lo que necesita el planeta. Baleares acumula el 54% de toda la posidonia de España, que a su vez atesora un altísimo porcentaje de toda la que hay en el Mediterráneo occidental.

Hay un bosque que captura más dióxido de carbono por kilómetro cuadrado que el Amazonas y no está en tierra firme, sino en el fondo del mar. Se trata de las praderas de Posidonia oceánica, una planta fanerógama que en todo el mundo solo crece en el Mediterráneo y que tiene como principal virtud ‘secuestrar’ grandes cantidades de CO2, además de servir de criadero de peces y de muchas otras especies marinas. Es también la responsable de mantener las playas de arena de ese mar en buen estado. Sin la posidonia, el Mediterráneo sería totalmente diferente y la atmósfera de la Tierra, también.

Una de las fuentes de oxígeno más importantes de todo el planeta son precisamente los cinco millones de hectáreas de posidonia que hay en el Mediterráneo. Una sola hectárea de esa planta submarina genera cinco veces más oxígeno que una hectárea de la selva amazónica. Es una desconocida, pese a ser uno de los pulmones verdes del planeta.

La planta que fabrica playas

Se trata de un auténtico tesoro ambiental, que también fabrica y conserva las famosas playas de Baleares, el levante español o las islas griegas. «Las playas de Baleares tienen un color muy blanco. Entre el 90% y el 99% de la arena tiene su origen en los pequeños animales que viven encima de la posidonia o dentro de ella. Sin posidonia no tendríamos la mayoría de esos granos ni serían tan blancos», explica el biólogo y ecologista de Ibiza Joan Carles Palerm. Baleares tiene el 54% de toda la posidonia de España.

Un estudio del CSIC revela que el 90% de la posidonia puede desaparecer antes de 40 años

Y, sin embargo, este bosque marino está amenazado de muerte. El cambio climático provoca la desaparición de un 6% de la superficie mundial de posidonia cada año. «Todos los modelos evidencian un rápido calentamiento del agua superficial del mar a lo largo de este siglo», según Gabriel Jordà, investigador del CSIC. «De media, la temperatura en la superficie del agua durante el verano podría aumentar a finales de siglo tres o cuatro grados», lo que supondrá la muerte acelerada de esta planta.

Hay casos especialmente sangrantes, como el de la gran pradera existente entre Ibiza y Formentera (declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco), que en los últimos diez años ha perdido entre el 30% y el 40% de su extensión. En este caso, sin embargo, el principal motivo es el fondeo masivo de yates de recreo sobre estas praderas. Con sus anclas (que a menudo son de considerable tamaño, pues llegan a fondear barcos de hasta 100 metros de eslora), arrasan el fondo marino y destrozan las praderas. Con el movimiento del mar, las anclas y sus cadenas barren la posidonia y actúan como auténticos arados que arrancan de raíz la planta. El gobierno autonómico ha tomado medidas (más vigilancia y multas más elevadas) para tratar de frenar esta catástrofe ambiental.

Depuradoras que no depuran

El otro gran enemigo de la posidonia, junto con el calentamiento del agua y las anclas de los barcos, es la contaminación que provocan los emisarios de las depuradoras. Por increíble que parezca, estas instalaciones, dedicadas a limpiar aguas residuales, no lo hacen adecuadamente y ensucian el mar. Al menos, este es el caso de Baleares, donde cada vez más estudios independientes revelan una progresiva pérdida de la calidad de las aguas de baño. En Mallorca, hace 50 años casi el 100% de las playas tenían la calificación de ‘Excelente’, hoy ese porcentaje se reduce a un 80%. Los vertidos que se hacen desde los barcos contribuyen también a la destrucción de la posidonia.

Pero hay otros factores que van ‘deforestando’ este bosque submarino y, por ello, invisible para la mayoría: la construcción de infraestructuras costeras. Puertos deportivos, escolleras o paseos marítimos hacen retroceder estas praderas, cada vez más reducidas.

Imagen de la bahía de Talamanca, en Ibiza, atestada de yates sobre posidonia. | Toni Escobar

El problema es que la posidonia no puede replantarse con facilidad. Para empezar, su crecimiento natural es muy lento. Palerm explica que esta planta va expandiéndose a razón de un solo centímetro al año. De modo que si en una pradera hay un hueco de un metro cuadrado, ese espacio tardará medio siglo en ser ocupado por la posidonia.

Sin embargo, una iniciativa de la compañía Red Eléctrica en colaboración con varias instituciones científicas españolas consiguió el año pasado culminar la primera replantación de esta especie en la bahía de Pollensa (Mallorca). Se han replantado 10.500 metros cuadrados. El coste económico ha sido de medio millón de euros. «Tras dos años de trabajo, la tasa de supervivencia de la plantación es de un 60%-80%», señala un portavoz de esta compañía.

En 2011, el ancla de un yate de 117 metros arrasó una hectárea de posidonia en Formentera. | Manu San Félix

En todo caso, los expertos alertan de que se trata de experiencias piloto que todavía no sirven para garantizar el reemplazo de toda la posidonia que muere. De hecho, el estudio del CSIC elaborado sobre el estado de esta especie revela que el calentamiento del agua superficial del mar Mediterráneo acabará con el 90% de la posidonia en menos de 40 años. El trabajo ha sido elaborado por cientificos españoles y de otros países europeos y se ha confeccionado teniendo en cuenta «un escenario moderadamente optimista», que así y todo advierte de la «extinción funcional» de esta especie a mediados de este siglo.

Por ello, la opinión de los expertos es unánime: no puede confirmarse el futuro de la posidonia a hipotéticas replantaciones de viabilidad aún incierta. La protección del mar y la limitación de los procesos de contaminación es la única fórmula válida para salvar la posidonia.

Joan Lluís Ferrer

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