Verde y Azul

La eólica, en la dirección correcta

Análisis de Juan Virgilio Márquez, Director General de la AEE

La industria eólica está preparada para responder con éxito al reto de la transición energética en España y en el mundo. Es una oportunidad a nivel global y, en España, la energía eólica será la principal tecnología del sistema eléctrico en España en 2030, tal y como indica el borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), en el que se destaca que la presencia de las energías renovables sobre el uso final de la energía en el conjunto de la economía deberá alcanzar el 42% en 2030, desde el 17% actual. Para ello, nuestro mix energético deberá contar con 157 Gw de potencia instalada renovable, de los cuales 50 Gw serán eólicos, es decir, duplicar la potencia eólica instalada en los próximos 10 años.

Para alcanzar esta cifra, la industria eólica tendrá durante la próxima década un ritmo de instalación de más de 2 Gw al año, lo que supone una creciente actividad económica, no sólo para el sector eólico. Otros sectores industriales se verán beneficiados y también supondrá una importante aportación a la economía nacional. Según los datos del reciente Informe Macroeconómico del Impacto del Sector Eólico en España, que ha elaborado Deloitte para la Asociación Empresarial Eólica, la eólica aporta un 0,31% al PIB español, cantidad comparable a sectores tan relevantes como el calzado o el vino; exportaciones por valor de más de 2.000 millones de euros, volumen que nos sitúa como tercer país mundial exportador de aerogeneradores.

En España, cerca de 24.000 personas trabajan en el sector eólico, destacando un incremento del 6,1% anual, un tanto por ciento muy relevante para el empleo del país, y son empleos estables y sostenibles. Por otro lado, la energía eólica contribuye a combatir el cambio climático, al evitar la emisión de 26 millones de toneladas de CO2 al año.

Para continuar con la senda de crecimiento de los últimos años, el sector eólico precisa de una planificación energética con los distintos actores alineados, que proporcione una seguridad regulatoria y retributiva. La Transición Energética Española requiere de una inversión continuada en el tiempo de miles de millones de euros anuales en energías renovables y eficiencia energética. Para que este tipo de flujos de inversiones sean posibles es necesario salvaguardar la confianza de las empresas.

La aprobación reciente por parte del Gobierno del Real Decreto Ley sobre la retribución de las energías renovables facilita la aportación en nuestro sistema energético de las renovables para cumplir con los objetivos planteados en el borrador del PNIEC, y abordar los objetivos de incremento de renovables a 2030 y 2050 señalados por la UE. La predictibilidad y estabilidad regulatoria son factores esenciales, ampliamente demandados por el sector eólico, sin los cuales sería imposible alcanzar el nivel de inversión y el empuje que serán necesarios en los próximos años para la transición energética que España debe acometer. Este Real Decreto Ley es un paso en la dirección correcta hacia la Transición Energética y la lucha contra el cambio climático.

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