En esta campaña la flota bonitera gallega tuvo que enfrentarse a dos problemas: el alto precio del combustible y la competencia en el Cantábrico de las flotas industriales procedentes de países como Irlanda o Francia. "Son problemas que se repiten en los últimos años y a los que hay que buscar una solución", señala el gerente de ABSA, Miguel Neira.

Y es que mientras la flota española -y gallega- captura el bonito "ejemplar por ejemplar", con artes como el curricán, la cacea y el cebo vivo, los buques de Francia e Irlanda "tienen permiso" para utilizar el arrastre y, con ello, parten con ventaja para realizar mayores capturas. "Este es un elemento de incertidumbre de cara al futuro que pone en peligro a nuestra flota", resalta Neira, que denuncia que la flota extranjera "utiliza el conocimiento y las habilidades de los armadores españoles", a los que persigue para encontrar el recurso y "esquilmar" la zona durante la noche, cuando los pescadores españoles tienen prohibido faenar.

Ante esta situación, los armadores de Burela denuncian que estas flotas podrían estar sobrepasando las cuotas disponibles, por lo que enviaron ya una queja a la Secretaría General de Pesca que, consciente de la situación, se comprometió a aumentar los controles del consumo de cuota de los buques foráneos a través de la venta del bonito a las conserveras españolas.