Un plan para crear el mayor santuario marino en aguas de la Antártida volvió a quedar bloqueado al no alcanzar un consenso durante una cumbre celebrada en Australia, motivando críticas de los ecologistas por falta de visión científica. Se trataba de una zona de protección marina de 1,8 millones de kilómetros cuadrados.

La creación de esta reserva marina estaba destinada a prohibir la pesca en una amplia zona del mar de Weddell para proteger especies clave como focas, pingüinos y ballenas. Para ello se requería el consenso de los 24 miembros de la Convención para la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos y de la Unión Europea.

Según los ecologistas, Rusia, China y Noruega rechazaron el plan. Para Greenpeace, "era una oportunidad histórica para crear la zona protegida más amplia de la Tierra en la Antártida, salvaguardar la fauna, afrontar el cambio climático y mejorar la salud de los océanos".