La Guarda Nacional Republicana (GNR) de Portugal ha intensificado su lucha contra el furtivismo en sus costas y pelea por interceptar los cargamentos de almeja en dirección a España, sobre todo a Galicia. En lo que va de año (entre enero y mayo), los militares lusos interceptaron un total de 55 toneladas de estos bivalvos, casi tanto como en todo el año pasado (55,9) y un 78% más que en los mismos cinco primeros meses. Los controles aleatorios en carreteras de la zona norte están destapando cantidades enormes de recurso ilícito.

La principal variedad que detectan es la japónica, la especie más vendida en las lonjas de la comunidad gallega. Talla inferior a la legal, ausencia de documentos que acrediten su procedencia o un transporte sin los requerimientos mínimos (habitualmente en turismos) son las principales causas de las incautaciones. De hecho, un estudio realizado por investigadores de universidades lusas estima que solo en el estuario del Tajo los furtivos pueden llegar a extraer hasta 19 toneladas al día. Otra cosa es que los descubran. "Hacemos muchas denuncias en el norte de bivalvos que están entrando en el circuito español, sobre todo en Galicia", explica la teniente Cátia Tomás, de la Unidade de Controlo Costeiro de Lisboa.

Galicia sufre en sus propias costas esta dañina actividad durante todo el año. Sin embargo, las incautaciones que se efectúan sobre los furtivos no alcanzan las cantidades de Portugal. Desde el sector aseguran que el mayor problema que existe aquí son los cargamentos llegados desde el otro lado de la frontera.

La semana pasada la Guardia Civil informaba de que en los dos últimos meses se incautaron de cerca de tres toneladas de almeja ilegal llegada de Portugal. Solo el pasado miércoles la GNR logró interceptar 11 toneladas en Vila do Conde, en la zona norte del país, una cantidad que no se ha sumado todavía a las 55 toneladas. "Hasta mayo identificamos a 308 furtivos", comenta la teniente Tomás. La cifra es casi el triple que en 2018, cuando fueron 99.

Insolubre

La situación está llevando al sector gallego al extremo. Según recientes publicaciones periodísticas, miembros de la Asociación Galega de Depuradores de Moluscos (Agade) están dispuestos a personarse como acusación si se actúa por vía penal contra los responsables de la introducción de esta almeja ilegal. Y es que es la propia GNR la que informa en sus comunicados que suele ser Galicia el destino final de estas incautaciones, tal y como ocurrió hace más de un año cuando autoridades españolas y lusas colaboraron para registrar depuradoras, conserveras y hasta una firma de artes gráficas en la comunidad gallega sospechosas de comprar almeja ilegal.

Tras aquella actuación en marzo las investigaciones continuaron y en mayo medios lusos avisaban que uno de los cabecillas de esta mafia de la almeja había caído. Sin embargo, los furtivos siguen actuando a destajo en Portugal. Y la comunidad gallega, con sus consumidores al frente, corre peligro. "Hablamos de bivalvos que son extraídos principalmente de una zona del estuario del Tejo que está clasificada como zona C, es decir, que no pueden ir para consumo humano de forma directa", alerta la teniente lusa. Son almejas que deben pasar por depuradora y un proceso industrial antes de llegar a la mesa del consumidor. "Sin embargo, los mariscadores que cogen estos bivalvos los ponen directamente en el circuito del consumo humano", explica Tomás.

Repercusión

El tema está teniendo tal repercusión que incluso ha llegado a programas de cadenas generalistas. El último, el ¿Te lo vas a comer? comandado por el popular cocinero Alberto Chicote, en el que la pasada semana mostró cómo las autoridades portuguesas irrumpen en almacenes de furtivos.

Allí explicaron al presentador que el producto acaba sobre todo en depuradoras españolas, que compran el género a sabiendas de que su procedencia resulta ilegal y que hacen pasar por producto gallego.

En el mismo programa el cocinero también se entrevista con el patrón mayor de Redondela, Clemente Bastos, y con las mariscadoras del pósito, que viven el problema de cerca y cada año implementan planes de vigilancia para proteger sus recursos.

Frente a Chicote explicaron que las depuradoras compran la almeja portuguesa a la mitad (o menos) del valor que tendría en una lonja gallega y recordaron que si el producto se vende como gallego y hay un problema sanitario las repercusiones las sufrirán ellos. "Nos puede hundir", alertó Clemente Bastos.