Opinión | Inventario de perplejidades

El precio de los tanques

Estos días se habla mucho de tanques. El presidente de Ucrania, ese actor de voz profunda que se ha convertido en héroe global, ha pedido a la OTAN (es decir, a Estados Unidos) y a la Unión Europea que le entreguen 300 Leopard, un tanque alemán de magnífico rendimiento, 700 transportes blindados y 500 obuses de gran calibre. Dado que cada tanque vale en el mercado 8,7 millones de euros, es imposible que esa Ucrania destrozada que nos enseñan en la televisión pueda pagar la factura cuando acabe la guerra. Digo esto, porque España (es decir, nosotros los contribuyentes) ha prometido la ayuda necesaria y no oigo en las tertulias de la radio ni he leído en los periódicos ninguna opinión sensata sobre el asunto.

La entrega de armas a Ucrania y las sanciones económicas a Rusia han cebado el peligro de una crisis mundial, al parecer, duradera si hemos de creer a los jefes de Gobierno de los países más importantes. Y quizás hubiera sido mejor invertir los esfuerzos en intentar el apaciguamiento de los contendientes antes de que sea demasiado tarde.

Los de mi generación medimos la gravedad de una crisis política por la aparición en escena de los tanques. Nos entristecimos cuando vimos cómo los tanques rusos reprimían la revolución de Hungría en 1956 y la de Checoslovaquia en 1968. También hubo fotos de tanques en la plaza china de Tiananmén en 1989. Durante la transición de la dictadura franquista a la democracia se llegó a temer que la Acorazada Brunete saliera de su acuartelamiento para mover los tanques hacia Madrid. Más o menos lo mismo que hizo el Capitán General de Valencia, Milans del Bosch. Un colega que residía en la capital del Turia nos transmitió tranquilidad al contarnos que había visto a un tanque parar ante un semáforo. Y no le pareció propio del comportamiento de un tanque durante un golpe de Estado.

De todos los artefactos mecánicos inventados por el hombre para matar a sus semejantes, el tanque es el que más impresiona. Quizás porque incorpora todas las prestaciones que los militares puedan necesitar para derrotar a un enemigo por la fuerza y someterlo a su voluntad. Así definió la guerra el general austriaco Carl von Clausewitz en su famosa obra.

Son comprensibles las cautelas del canciller alemán ante la solicitud del presidente de Ucrania pasara entregarle los famosos tanques. El tormentoso pasado histórico de su país obliga a ello. En cualquier caso, el precio de los tanques parece excesivo.

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