Opinión
Cantar las 40 obliga a hacer la cuenta
Es seguro que en los siempre opacos mecanismos de formación de los precios al consumidor de los alimentos se estén produciendo, al socaire de la volatilidad de los costes y precios de origen, abusos y ganancias desmedidas.
Es posible incluso que los haya en grandes empresas de distribución, tan relevantes en los mercados y el conjunto de la economía. Ahora bien, si lo segundo fuera así un gobernante serio debe verificarlo, demostrarlo y poner en marcha los mecanismos de corrección de que disponga.
Sería el momento en que demostrara su utilidad un Ministerio de Consumo, hasta ahora más dedicado a la predicación dietética que a otra cosa.
Lo que no se puede hacer desde un púlpito gubernamental es lanzar una acusación de tal calado sin demostrar su fundamento, algo que, de haberlo, tampoco parece tan difícil. En otro caso sería frivolidad y demagogia, jugando con las cosas de comer.
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