Opinión | Inventario de perplejidades

El discurso del “viejo profesor”

Ramón Tamames, en el escaño de Santiago Abascal, durante la moción de censura.

Ramón Tamames, en el escaño de Santiago Abascal, durante la moción de censura. / JOSÉ LUIS ROCA

A poco de cumplir los noventa años de edad, el ilustre economista Ramón Tamames aceptó la invitación del ultraderechista partido Vox para presentarse como candidato de ese grupo parlamentario a la moción de censura que acaba de ser ampliamente derrotada en el Congreso.

La trayectoria política del profesor Tamames, que incluye su etapa como dirigente del Partido Comunista de España, no permitía explicar con coherencia ese pacto contra natura, aunque la mayoría de los opinantes coincidieron en señalar al “oportunismo” de derechas, de izquierdas y hasta del “oportunismo mediopensionista” (que de todo hay en la viña del señor) como principal fuerza impulsora de la coyunda.

Sea lo que fuere, y todo junto a la vez, la extrañeza inicial dio paso al análisis sobre los réditos, y también los peligros, de la operación. Para el PP, que apuesta por presentarse como el centroderecha moderado, la principal de sus preocupaciones debería de ser el tono de su relación con Vox, al que todos señalan (salvo una no prevista mayoría absoluta) como socio preferente para un gobierno de coalición.

Y algo parecido sucede con el PSOE respecto de su relación con las fuerzas a su izquierda, que van camino de convertirse en el camarote de los hermanos Marx, dado el abarrote creciente de siglas que aspiran a escaño. De todos, y todas, los aspirantes /as al baile con el presidente Sánchez destaca la política gallega Yolanda Díaz, de la aristocracia obrera del naval ferrolano.

Tamames tendrá que vérselas con Pablo Iglesias (que, por cierto, fue el que la nombró como sucesora suya) con Ione Belarra, Irene Montero, y alguien más que aparezca de aquí a la convocatoria de las elecciones generales.

El aperitivo de ese copioso menú electoral fue la actuación de don Ramón Tamames, que ofició de “viejo profesor”, una plaza que desde la muerte de Tierno Galván quedaba vacante. Nadie nos ha explicado todavía cómo fue el proceso de selección del candidato. Ni tampoco el perfil ideológico del aspirante a ser nombrado presidente de Gobierno por Vox mediante una moción de censura. Descartado que fuese el prestigioso economista la primera opción de los buscadores de talentos, interesaría saber cuáles fueron las personas que rechazaron la oferta y porqué.

Por lo demás, la comparecencia de Tamames fue la propia de alguien que está acostumbrado a manejar la atención del alumnado, intercambiando anécdotas graciosas para aliviar la aridez. En realidad, el discurso fue un repaso a su carrera docente y a su actividad política. Desde su detención y posterior encarcelamiento con ocasión de las protestas callejeras de 1956 hasta su presencia en la lista de Gobierno que manejaba el general Armada como mejor salida al golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, Tamames, por su capacidad de trabajo y su brillantez académica, fue en la izquierda una especie de Fraga en la derecha. Quería ser el primero en todo y se casó con una mujer bellísima, Carmen, hija del catedrático de Procesal Leonardo Prieto-Castro, más conocido como Don Leopardo por su andar felino. Lo saludabas al cruzarte con él por el barrio de Salamanca y te contestaba dando un ligero toque al sombrero “Adiós, caballero alumno”.

Suscríbete para seguir leyendo