El dolor a través de la fotografía

Roberto Carlos Mirás

Roberto Carlos Mirás

“Lo que no puedo hacer es mostrar las historias de mi trabajo de cualquier manera. Y lo que hago es mostrar y armar mi trabajo con un armazón gráfico para denunciar una situación” .

Un mes de agosto del año 1959, y en la ciudad de Córdoba, nacía Gervasio Sánchez y es desde 1984 cuando decide dedicarse a dar a conocer lo que sucede, se involucra en la historia con su cámara y su pluma. En más de dos docenas de conflictos armados para distintos medios de comunicación hace suya esa máxima de “una imagen vale más que mil palabras”.

Son las palabras del periodista Gervasio Sánchez, algo excepcional dentro del mundo de los medios de comunicación. Ha recorrido todas las partes del mundo donde su cámara y él juegan un hermoso papel, la información. Ambos han sido testigos de las calamidades que en ocasiones no se acercan a las televisiones actuales. Es de una Escuela de Periodismo que hace más importante a los ciudadanos que a las grandes exclusivas de una buena o mala entrevista en radio o en televisión.

Cuando en todas las páginas de los medios lo importante es la política de derechas o de izquierdas, Sánchez no se ha quedado ahí. Ha emitido palabras denunciando lo que pasa contra unos y con otros, defendiendo una profesión por la ha tenido que luchar una y otra vez.

“Me atreví a decir cuando el riesgo que asume uno, cuando es joven, que el escándolo amenaza con salpicar al general Pinochet y luego escuchar: ‘La familia de Pinochet pide clemencia’. Pero no nos escucharon cuando nosotras sufríamos”.

A pesar de haber elaborado el tratado de Ottawa el 3 de diciembre de 1997, en los últimos ocho años se ha informado sobre cerca de 58.000 nuevas víctimas; junto a esta cifra, las estimaciones indican que se producen entre 15.000 y 20.000 nuevos accidentes cada año por la causa directa de las minas o munición sin explotar, muchos de ellos en países que ya no están en conflicto armado.

Ya no quedan estos periodistas que en un libro colectivo Los ojos de la Guerra. 70 corresponsales escriben sobre su profesión y recuerdan a Miguel Gil, muerto en Sierra Leona denuncian ante una sociedad, que en ocasiones parece estar sorda, lo que han visto y oído en sus múltiples viajes.

“El fotógrafo griego Yannis Behrakis y el cámara de televisión Mark Chisholm, ambos de la agencia Reuters, consiguieron salir de los vehículos y esconderse en la jungla. Heridos levemente y por separado, llegaron a un lugar seguro después de varias horas. En el incidente, cuatro soldados murieron y varios fueron heridos. Miguel, recuerdo tus palabras hace unos días: ‘Esa carretera a Masiaka es una locura. Pronto habrá una desgracia’. Y te miro y al mismo tiempo no quiero mirarte. Temo que tu rostro sereno se instalé en mi mente y luego no pueda expulsarte. Siempre me ha dado miedo la muerte” (pág. 27).

A través de sus ojos, Gervasio ha ido una y otra vez a esos lugares en donde ha mantenido una relación de amistad de más de doce años con sus protagonistas, no son víctimas, son personas. “Los periodistas deben de hacer periodismo de gran calidad. El periodismo se ha convertido en un arma, unos para utilizarlo políticamente, otros para comercializar productos y otros para hacerse sus propias carreras meteóricas”.