LA PELOTA NO SE MANCHA

Lo que Salva te quita, Salva te lo puede dar

Salva Sevilla

Salva Sevilla / Casteleiro | Roller Agencia

Carlos Miranda

Carlos Miranda

La historia es tan caprichosa que este purgatorio interminable que vive el Dépor desde 2020 puede acabar siendo una historia circular. Como si el destino estuviese esperando a la vuelta de la esquina. Inexorable, aunque por el medio haya sentido caer sobre sí las mil y una maldiciones. Lo que Salva te quita, Salva te lo puede dar. No deja de ser una deuda por cobrar que espera en taquilla, pero que no puede retirar cualquiera. De aquella remontada en Son Moix y de aquel gesto en zona mixta en el que le brotaba el amor propio a coger el mando de un Deportivo que, por desgracia, ha tomado la Primera Federación por costumbre. Solo él tiene el fútbol en sus botas para cambiar la historia, solo con él sobre el terreno de juego se entiende un Dépor triunfante esta temporada y de vuelta al fútbol profesional.

La segunda parte del partido ante el Nàstic explica a Salva Sevilla en sus múltiples registros. Una figura poliédrica que muestra tantas caras como beneficios para el juego de un Deportivo perdido y a veces sobrepasado. Él es paz con la pelota y alboroto en la avalancha y ante el rugido de Riazor. Él es templanza ante las imprecisiones y exigencia al árbitro. Él es mando en la presión y orden en el juego. Esos 45 minutos del equipo coruñés que sirven a partir de este fin de semana como guía de lo que quieren Idiakez, Soriano y todo el deportivismo se entienden por muchas razones. Ante todo por el dominio de Salva de la escena y del juego. Como si viera una película muchas veces repetida, esa que ya le llevó al liderar al Betis, al Mallorca y al Alavés camino de un ascenso. Una mano tendida en un momento trascendental. Así pretende repetir, así anhelan todos que calque el happy end.

Tuvieron que llegar las lesiones de Yeremay y Barbero y hubo de esperar Idiakez unas semanas para que cogiese el tono físico y futbolístico. El andaluz ya ejerce de guía. Ante la ausencia del grancanario y de un delantero que estirase al equipo se convirtió en esa bisagra que le dio al Dépor fortaleza en la media. Sacrificio en las bandas, enjundia en el centro. Llegó como una solución provisional. Cada día que pasa esa sensación se torna más irreal, era un enmascarante. Salva Sevilla siempre ha estado en el centro, en el eje del proyecto. Pronto será el resto el que se amolde a él. Otros saldrán, otros rotarán cuando vuelva Yeremay. Él seguirá ahí, mandando en la media.

No se entiende la segunda parte ante el Nàstic sin su dominio del juego y de la escena. El Dépor de agarra a él

Quien mejor le acompaña y más notó sus prestaciones en esa segunda parte fue José Ángel. Su exuberante inicio de temporada había tenido algunas sombras en las últimas semanas. Ahora tiene alguien con el que ir a una, con el que entenderse y repartirse el estandarte. Villares, siempre incansable, es quien se sacrifica en la ecuación, aunque en los partidos de mínimos, su trabajo y su capacidad para presionar siempre acaban rescatando al Deportivo.

Tal vez el purgatorio interminable que vive el Deportivo desde 2020 no sea más que una historia circular

El grupo de Idiakez, entre su fútbol y el empuje de la grada, fue capaz en esa segunda parte de generar el agobio que debería suponer siempre Riazor para los equipos rivales. Todos venían de paseo, a hacer el partido de sus vidas cuando deberían pisar el césped para sufrir. El Nàstic estuvo muchos minutos conteniendo avalanchas, persiguiendo futbolistas en pasillos interiores, achicando. Solo la falta de puntería del equipo coruñés le libró de una goleada.

El proyecto necesita empezar a recuperar jugadores en la Copa porque su banquillo se está estrechando

Esos minutos, más allá del mando en plaza de sus pivotes, tienen muchas enseñanzas. Por lo que se vio y por comparación con una primera mitad preocupante. Un Dépor que se coloca mejor y recupera antes es siempre más dañino. También lo es cuando tiene a un Paris Adot que es capaz de profundizar y ensanchar el campo. Fue el primer gran partido del navarro con la camiseta blanquiazul. Muchos creyeron volver a ver en aquella banda al Laure de las mejores tardes. Por fisonomía, por fútbol. Pundonor, insistencia, inmejorable lectura del juego, como aquella que tuvo en el robo previo al gol de Lassad. También será mejor el Dépor que encuentre a futbolistas como Lucas o Hugo Rama en los pasillos interiores. Sus prestaciones fueron otras en el segundo acto. Están lejos de ser lo que deben ser para el proyecto. Hay tanto que mejorar... pero al menos el Deportivo ya está en el pelotón de cabeza tras verse fuera del grupeto.

Banquillo estrecho

La Copa llega para el Dépor con la sorpresa de casi cada año: un campo de césped artificial. Hace dos temporadas con su prohibición en Primera RFEF y con su condición de equipo menor en los sorteos de las primeras rondas del torneo del KO, creyó librarse. Nada. Jugará mañana sin hacerle ascos a pasar de ronda, pero con la premisa de que nadie se lesione, de que no haya ninguna desgracia. El partido servirá para que levanten la mano futbolistas sin protagonismo o meritorios de un Fabril que ya le ganó hace semanas al Covadonga por 0-3 en Segunda RFEF. No será una oportunidad menor para algunos futbolistas contratados para la primera plantilla que parecen desaparecidos en combate como Cayarga. Es urgente revivir a Valcarce y a Davo e integrar a Pablo Muñoz en la dinámica. El banquillo del Dépor se está estrechando y no le sobran jugadores en algunas posiciones. La Copa como agitadora.

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