Opinión | Billete de vuelta

Una de gánsteres

Cojan el bote de las palomitas que se anuncia una de gánsteres. Ya pasaron el tráiler del serial, que está en todas las televisiones, y barrunta éxito de audiencia: una banda de delincuentes se enriquece a costa del erario público mediante el cobro de comisiones en la venta de mascarillas a distintas administraciones durante la pandemia del covid. Aprovechándose del sufrimiento de la población y de las prisas de organismos oficiales por conseguir protectores bucales para evitar contagios en un momento de escasez de oferta de material sanitario por el exceso de demanda, los facinerosos sin escrúpulos se sirven de contactos en un Ministerio para cometer el ilícito.

Los avances de las series televisivas son como la punta del iceberg: te ponen los dientes largos con lo menudo para luego ir sacando a flote, sin prisa pero sin pausa, los enredos gordos que conforman la trama. Tal está ocurriendo en el caso Koldo, donde vamos conociendo cada día nuevos datos relevantes de la investigación. Y lo que se empieza a saber no deja en buen lugar a algún titular de cartera ministerial, a altos cargos de esos departamentos y a cierta alta magistratura del Estado. Ni tampoco a empresas relevantes de altos vuelos. Hay quien apunta más alto incluso, a la cabeza del Gobierno de la nación, pero por lo que llega de los guionistas, se trata de meras conjeturas. Si esa implicación existe por vía marital, lo sabremos en alguno de los últimos capítulos.

Ya hay, en el inicio, un cabeza de turco del que aún desconocemos si es del bando de los buenos o de los malos; de los listillos pájaros de cuenta o de los simples tontos de capirote. El caso es que Ábalos desafía al líder supremo y acaba en el gallinero.

Parece que se avecinan emociones fuertes. Si bien los críticos ven alguna falla en el guion: no es muy creíble la ejemplaridad del PSOE en cuanto a su aplicación: expulsa del partido a Ábalos pese a no estar investigado y se inventa una amnistía a la carta para beneficiar a otro grupo de delincuentes, algunos de los cuales son prófugos de la Justicia. No cuela.

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