Opinión | EDITORIAL

Recuperar A Pasaxe para A Coruña

Así está ahora A Pasaxe ya sin chabolas

Así está ahora A Pasaxe ya sin chabolas / Carlos Pardellas

El poblado chabolista de A Pasaxe ya es historia. Tras 38 años desde su origen, el jueves abandonaba el lugar por orden judicial el último residente de este asentamiento. Pocos pensaban en 1986 que el desmantelamiento de otro poblado chabolista, este ubicado en la zona de A Cubela, en Cuatro Caminos, fuera a tener unas consecuencias tan negativas para A Coruña.

Aquella expulsión no solo dio origen a un nuevo asentamiento irregular en Penamoa, que años más tarde se convertiría en el principal punto de venta de droga de toda Galicia, sino que también provocó la instalación de otro grupo de personas en el relleno de la ría de O Burgo que se había creado en el área de A Pasaxe en los años treinta.

Al problema social que suponía la presencia de decenas de personas, entre ellas numerosos niños, en un lugar inadecuado para llevar una vida digna, se sumó el que suponía que muchas de ellas trataban de subsistir mediante la práctica del marisquero de forma furtiva en los entonces ricos bancos de la ría, que tenían al pie de sus propias infraviviendas.

Esta situación generó continuos problemas con los mariscadores profesionales y provocó que la Xunta se viese obligada a patrullar de forma continua para acabar con la actividad de los ilegales, quienes no dudaban en extraer moluscos durante las épocas de veda o cuando la ría se cerraba debido al mal estado sanitario de las aguas con el grave riesgo sanitario que esta actitud suponía.

Uno tras otro, los diferentes gobiernos locales buscaron el modo de poner fin a esta situación. Sin embargo, los intentos por acabar con aquel asentamiento no comenzaron a fructificar hasta 2006, cuando el propietario del terreno, el empresario Juan Carlos Rodríguez Cebrián, y el Concello que presidía Javier Losada, promovieron el traslado de la mayor parte de las familias, a las que se realojó en viviendas y se les proporcionaron fondos para iniciar una nueva vida alejados de los terrenos de la que fue en su día la conservera Celta.

Sin embargo, ese movimiento no logró la salida completa de todos los habitantes del poblado ya que una parte de ellos optaron, a pesar de las compensaciones que se les habían entregado, por instalarse a corta distancia, al pie de los restos de la que fuera la fábrica de jabones La Toja.

Al final, fue necesario esperar hasta 2016, cuando comenzaron los realojos, un proceso lento que continuó en julio de 2020 con la salida de doce personas de forma voluntaria, momento en el que también se demolieron algunas infraviviendas para evitar que fuesen usadas de nuevo. Como destacó la alcaldesa coruñesa, Inés Rey, en aquel momento quedaban en el lugar “trece familias” y en 2022 “ya estaban realojadas todas menos una”. Un último residente al que se le llegaron a ofrecer hasta siete alternativas habitacionales, pero no aceptó ninguna. Tuvo que ser la vía judicial la que culminara la eliminación del asentamiento chabolista.

Ahora, los coruñeses recuperarán la zona para su disfrute. Una senda peatonal al borde de la ría que unirá la propia ciudad herculina con el vecino Concello de Culleredo a través de una paseo verde hasta O Burgo. Y, al departamento de Servicios Sociales municipal le queda disfrutar del éxito obtenido y comenzar a trabajar para encontrar una solución para los otros dos poblados de infraviviendas que quedan en la ciudad: As Rañas y O Portiño.