Opinión | EDITORIAL

Un plan que no puede tener colores políticos

Panorámica A Coruña.

Panorámica A Coruña. / VICTOR ECHAVE

El Gobierno local coruñés ha decidido fijar, en un documento específico, las líneas maestras que deben marcar el futuro de la ciudad. De este modo, A Coruña tendrá un plan estratégico que abarcará veinte años, de 2030 a 2050, y que pretende determinar cómo avanzar en materia de dinamización económica, planificación urbana sostenible y bienestar social. Una hoja de ruta que pretende solucionar los graves problemas que la urbe tendrá que afrontar hasta llegar al ecuador de este siglo.

Para desarrollar este proyecto, el Ayuntamiento contará con Isabel Pardo de Vera. La ingeniera lucense y ex secretaria de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana de 2021 a 2023 será la punta de lanza y junto a ella habrá una estructura para la elaboración del plan. Habrá un comité de dirección, un consejo asesor y comisiones delegadas para dar cabida a actores sociales, culturales, económicos y políticos de A Coruña.

El documento apostará por la innovación tecnológica como elemento fundamental para fomentar la creación de empleo y se pretende potenciar la construcción de vivienda pública en el término municipal como método para intentar superar uno de los grandes desafíos que afronta la ciudad en el momento actual. Por supuesto, la integración de los muelles interiores y el rediseño de la fachada marítima es otra de las grandes cuestiones que A Coruña deberá definir en esta década y que entraría dentro de las competencias de este plan. Dentro de las medidas de planificación urbana, la alcaldesa señaló también que la cuestión de la movilidad sostenible es un ámbito prioritario a la hora de definir el modelo de ciudad para los próximos veinticinco años.

La regidora insistió en la voluntad de hacer partícipes a “todos los agentes institucionales, sociales y económicos” de la ciudad y de contar con las aportaciones de los exalcaldes de la ciudad. “Los mandatos duran cuatro años, pero nuestra visión debe ir a largo plazo, por eso estamos convencidos de que escuchar y tener en cuenta los conocimientos, recorrido y aportaciones de los anteriores regidores será de utilidad”, aseguró la alcaldesa, que concluyó destacando que el objetivo último del plan es “sentar las bases de la segunda gran modernización de A Coruña”.

A priori, la idea de este plan es buena. Es evidente que elegir entre todos la ciudad que queremos vivir en el futuro y poner los medios para conseguirlo es una buena medida. Pero para que de verdad se convierta en la guía que fijará el futuro de la ciudad es fundamental que las formaciones políticas sean capaces de superar la tentación de convertirlo en una especie de herramienta al servicio de sus intereses partidistas.

En su momento, cuando el popular Carlos Negreira ocupaba la Alcaldía recurrió a la realización de encuestas en las que participaban representantes de diferentes sectores de la ciudad para conocer cuáles eran, en opinión de los participantes, los principales retos que tenía que afrontar la ciudad. De aquellas reuniones por las que pasaron varios cientos de coruñeses poco se supo, por ello, es fundamental que este plan estratégico no se quede olvidado en un cajón si se produce un cambio en el palacio de María Pita.

Solo desde la higiene política, desde la prevalencia de las ideas frente a las ideologías, estaremos ante una herramienta no solo útil, sino fundamental para que la ciudad y sus vecinos afronten el futuro en la mejor de las condiciones.