Más de 3.000 enfermeras han fallecido en todo el mundo a causa del COVID y solo en España se calcula que una de cada cinco profesionales se infectó en lo que va de pandemia, según los datos del Consejo Internacional de Enfermeras. Son el colectivo sanitario más numeroso y aun así, hasta que estalló la pandemia su labor quedaba muchas veces en un segundo término. Ahora, cuando llevan más de un año de intenso trabajo y con motivo del Día Internacional de la Enfermería —que se conmemoró ayer—, miles de enfermeros de todo el país quisieron rendir homenaje tanto a los compañeros fallecidos como a quienes siguen en primera línea de lucha contra el COVID con un minuto de silencio y el posterior aplauso. Una jornada de agradecimiento pero también reivindicativa en donde los colegios profesionales y los sindicatos piden aumentar las plantillas, acabar con la precariedad laboral y que las enfermeras con especialidad puedan realmente ejercerla.

Enfermeros coruñeses agradecen la visibilidad que ahora tiene su profesión, pero recuerdan que son “una pieza” más para el puzzle necesario que es el sistema sanitario y que llevan años ejerciendo esta misma labor. “Antes de la pandemia nuestro trabajo era más invisible. Parece que ahora la enfermería es famosa y desarrollamos una labor muy importante pero somos una pieza más y todas son importantes, se trabaja en equipo”, explica el enfermero Manuel Porteiro, que trabaja en una Unidad de Reanimación Postquirúrgica del Hospital de A Coruña y quien pone como ejemplo lo ocurrido hace solo unos meses cuando hubo que habilitar dos nuevas UCI. “Hubo un momento en el que faltaba por llegar material. De nada sirve si tenemos a diez médicos y 30 enfermeras si no llega el material”, añade.

“La actividad sanitaria es un pilar fundamental y de lo que podemos estar más orgullosos, pero yo siempre digo ‘lo que hago ahora no es más importante que lo que hacía hace dos años ni será más importante que lo que haga cuando esto acabe”, sostiene la enfermera Cristina Gómez que trabaja en el centro de salud de Monte Alto y que ahora forma parte del equipo de profesionales que vacunan en Expocoruña.

Gómez, que lleva 16 años en activo, tiene claro que la pandemia ha ayudado también a “romper con los estereotipos” que aún rodeaban a esta profesión. “Se nos relacionaba solo con un par de técnicas y cuidados cuando la enfermería es muy polivalente, se realizan trabajos muy diferentes: desde el manejo de respiradores o máquinas ECMO de circulación sanguínea en UCI hasta atención en la consulta de médicos especialistas o el control de pacientes crónicos como los diabéticos en el centro de salud”, sostiene esta sanitaria, que resalta además el importante papel de la enfermería de Atención Primaria durante la pandemia.

“Fue el primer nivel en el que tuvimos que hacer frente al virus. Ya en marzo de 2020 se habilitaron microcircuitos para diferenciar casos sospechosos y desde los centros de salud se realiza el seguimiento de los afectados que están en sus domicilios, de quienes tienen secuelas, se realizó el estudio serológico, la vacunación etc... y ahora hay que combinar esto con el trabajo de prepandemia que ya era mucho. Todo esto requiere sacrificio por parte de los profesionales y una reestructuración del sistema”, explica esta enfermera, que ahora trabaja en la campaña de vacunación de Expocoruña. “Es una experiencia muy satisfactoria. Es un trabajo intenso, pero sabes que cada día que pasa en un avance. Hoy mismo [por ayer] teníamos a 9.600 personas para la segunda dosis, es un paso gigante”,sostiene.

Los últimos doce meses también tuvieron momentos “agotadores e intensos” para Manuel Porteiro, sobre todo cuando tuvieron que trabajar en la apertura de dos nuevas UCI, con el traslado de material y pacientes que eso supone y cuando en plena tercera ola, tuvieron que atender también a pacientes COVID. “Solo fueron un par de meses pero fue intenso”, señala este enfermero, que reconoce que en su caso ya tenían experiencia en el cuidado de pacientes en aislamiento y resalta el trabajo “encomiable” de compañeros que sí han estado todo el año en primera línea contra el virus y que, en pacientes con coronavirus que tenían prohibidas las visitas, “han tenido que suplir al 100% a las familias”. Por ello, lanza un mensaje de prudencia. “Ves las imágenes en las calles y piensas en lo que sufren los sanitarios y las familias de quienes ingresan y se te pone la piel de gallina de pensar en un repunte”, añade.

Los aplausos que ayer se sucedieron por centros sanitarios de todo el país —en una iniciativa promovida por el Consejo General de Enfermería— reconfortan a los enfermeros, pero no son la solución a los problemas que tiene el colectivo. “Los ciudadanos no merecen que las ratios de enfermeras en España nos sitúen a la cola de Europa, ni que os forméis como enfermeras especialistas para luego no poder ejercer en el ámbito en el que os habéis especializado o que al final tengáis que ofrecer vuestro talento y trabajo en otros países”, señalaba ayer el presidente del Consejo, Florentino Pérez, en un discurso dirigido a los miles de enfermeros del país. Desde el sindicato Satse también se pide a las Administraciones aumentar las plantillas con enfermeras ante el déficit de profesionales (España, recuerdan, tiene cinco sanitarios de este tipo por mil habitantes, frente a los nueve de media europea).

Enfermeros coruñeses consultados se suman a esta reivindicaciones. “Somos una pieza importante del puzzle de la sanidad pero las administraciones parecen que no lo ven. No hay enfermeros en los órganos de gestión y de toma de decisiones”, lamenta Porteiro mientras Gómez apela a acabar con la precariedad laboral. “Hay etapas mejores y etapas peores pero el problema es que es una profesión en la que se tarda mucho en tener estabilidad laboral y esto condiciona la vida de estos sanitarios”, señala esta enfermera, que insta a “contar con contratos adecuados y a la estabilización de las plantillas”.

Pese a cierta precariedad laboral en el colectivo —con contratos temporales incluso de días o de horas—, Manuel y Cristina animan a los adolescentes que ahora se cuestionen si ser o no enfermeros. “Todos los trabajos son sacrificados y cuidar a la gente es algo que me encanta”, indica Porteiro. Gómez también les anima a dar el paso aunque les recuerda que “es como una carrera de fondo”. “Hay que tener cierta resiliencia, capacidad de mejora y de estar formándose de manera contínua, ganas siempre de aprender y fuerza de voluntad”, resume esta sanitaria.