Los hospitales españoles avisan de que el déficit de matronas se agravará en un lustro

España perderá el 40% de profesionales sin reemplazo previsto porque entre 1987 y 1994 se cerraron las escuelas y nadie cursó la especialidad | No se cubrirán las próximas jubilaciones

Una matrona atiende a un recién nacido en un hospital. |   
// EUROPA PRESS

Una matrona atiende a un recién nacido en un hospital. | // EUROPA PRESS / Patricia Martín

Patricia Martín

El hospital barcelonés de Sant Joan de Déu se ha visto obligado a cerrar temporalmente la unidad de partos naturales por la dificultad de encontrar matronas que atiendan un servicio pionero, donde las parturientas pueden dilatar en un espacio similar a una casa y son atendidas por comadronas, en lugar de por médicos, salvo que el parto se complique. Es el último ejemplo de cómo la falta de enfermeras especializadas en la salud sexual y reproductiva de las mujeres está lastrando el sistema sanitario.

España cuenta con un ratio de 12,4 matronas por 1.000 nacimientos, mientras la media de la OCDE es de 25,9. Por ello, la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME) calcula que hacen falta más de 1.000 comadronas para alcanzar las tasas de los países desarrollados. Eso provoca que la mayor parte de las 7.300 matronas que ejercen en España estén destinadas al ámbito hospitalario, donde están capacitadas para atender la dilatación y el parto junto con el ginecólogo.

Mientras tanto, en la atención primaria, donde pueden hacer desde citologías y detección de infecciones de transmisión sexual hasta ofrecer información sobre anticoncepción, apenas hay una matrona por cada 10.000 habitantes, lo que les impide realizar muchas de estas competencias. Y la situación se verá agravada en el futuro puesto que en torno al 40% de las matronas se jubilará en los próximos cinco años y “no hay reemplazo previsto”, según denuncia la presidenta de la FAME, Salomé Álvarez. En Cataluña, por ejemplo, ejercen 1.480 y hasta 2026 se jubilarán 711, casi la mitad, según las previsiones de la presidenta de Associació Catalana de Llevadores, Maria Victòria Cambredó.

El motivo de la falta de reemplazo es que entre 1987 y 1994 se cerraron las entonces llamadas escuelas de matronas, porque no cumplían los requisitos formativos europeos y hubo nueve años sin nuevas promociones de comadronas. Y las que se han formado con posterioridad son “insuficientes” para cubrir el boom de jubilaciones previsto. “Llevamos años avisando y no nos han tenido en cuenta”, explica Álvarez, que pone como ejemplo que en España ni siquiera se permite acceder a la especialidad a 550 graduadas en enfermería cada año, que son las plazas de formación acreditadas en los centros sanitarios para poder obtener el título de matrona. En 2022 se convocaron 437 plazas y fue la cifra más alta de los últimos años. “Por tanto, cada año perdemos 100 plazas pese al déficit existente”, lamenta Álvarez.

Es tal la situación que la FAME teme que vuelva a ocurrir como en los años 80, cuando se cerró la escuela, las matronas fueron reconducidas exclusivamente a trabajar en las salas de parto y la “salud sexual y reproductiva se dejó de lado”. El pasado verano ya se vivió un aperitivo de lo que puede suceder en los próximos años. Las residentes que comenzaron la especialidad de dos años en 2020 vieron interrumpida su formación por la pandemia, y no pudieron empezar a ejercer en mayo, sino en septiembre, con lo que la nueva promoción no sirvió para cubrir a las comadronas de vacaciones, como suele suceder.

Voz de alarma

Por ello, profesionales del Hospital de Cruces de Bilbao o de la Asociación de matronas en la Comundad Valenciana dieron la voz de alarma y avisaron de que la falta de comadronas imposibilitaba dar una atención de calidad. Y eso que, según una encuesta online a la que respondieron 153 matronas de toda España, muchas confesaron que les habían retrasado las vacaciones u obligado a hacer turnos extra.

El problema se agudiza en Cataluña, porque entre el 60% y el 70% de las enfermeras que cursan la especialidad en hospitales catalanes proceden de otras comunidades y “muchas se marchan cuando terminan”, según Cambredó, lo que dificulta aún más encontrar especialistas disponibles. En 2022 se jubilaron 190 y se formaron 73 residentes, por lo que mediante relevo generacional solo es posible cubrir el 38% de las vacantes.

Además, la profesión está batallando porque se cree un grado de matrona, como existe para podología o fisioterapia, donde puedan formarse muchas más personas de las que acceden a la especialidad.

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