FALTA DE RECURSOS

Cuando ir al logopeda es un lujo: apenas 500 profesionales en la sanidad pública y tratamientos, en la privada, a 2.500 euros

El colectivo pide a la ministra Mónica García más presencia en el Sistema Nacional de Salud para abordar problemas como la disfagia, dificultad para deglutir los alimentos, un trastorno cada vez más frecuente

Una paciente en el logopeda

Una paciente en el logopeda / Cironrehabilitacion

Nieves Salinas

Un total de 568 logopedas trabajan en el sistema sanitario español. Son cifras de 2021, aunque este número no es del todo exacto. Lo matiza a El Periódico de España Javier Bueno, coordinador de la comisión de disfagia del Consejo General de Colegios de Logopedas de España. Porque, si se descuenta de ese total a los que ejercen en hospitales privados, la cifra se queda en 463 logopedas para toda la sanidad pública. Ni siquiera sale a un profesional por cada 100.000 habitantes. Si se habla de Atención Primaria, el número desciende de forma drástica: apenas 30 ejercen en los centros de salud de toda España.

La logopedia es la disciplina encargada de la prevención, detección, evaluación e intervención de alteraciones en la comunicación, el lenguaje, el habla, la voz, la audición y en las funciones orales no verbales (respiración, deglución, succión y masticación). Su trabajo es esencial para numerosos trastornos: en personas con discapacidad, en niños en la fase de desarrollo del lenguaje infantil o para abordar la disfagia o lo que es lo mismo: la dificultad para deglutir los alimentos.

Un 55% de los los hospitales no tienen Unidad de Logopedia, a pesar de que está dentro de la cartera del servicios comunes del Sistema Nacional de Salud

Bueno desglosa los números -paupérrimos- de profesionales que trabajan en el sistema sanitario. Solo 211 de los 468 hospitales públicos de España cuentan con una Unidad de Logopedia; es decir, un 55% de los centros no tienen este servicio, a pesar de que está dentro de la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud. Y resalta, además, el reparto "es muy desigual" entre comunidades.

"Atención inadecuada"

Desde el Consejo de Colegios de Logopedas creen que la escasez de profesionales está, precisamente, estrechamente relacionada "con la atención inadecuada" que se dispensa a las personas que sufren disfagia, un trastorno que puede aparecer a cualquier edad y por diferentes motivos: enfermedades neurológicas, cánceres de cabeza y cuello o de esófago, fragilidad en el caso de las personas mayores u otras alteraciones de carácter estructural.

Los profesionales creen que es necesario que se elabore un Plan Nacional. Apuntan a varios motivos: es un problema muy frecuente (en torno al 1% de la población general, pero alrededor del 50% en mayores); transversal (aparece en múltiples patologías y contextos, tanto en la Atención Primaria como en hospitales, en residencias de ancianos, incluso en los colegios) y con graves consecuencias para las personas que la sufren (aumento de infecciones respiratorias, empeoramiento de su estado nutricional y de hidratación o pérdida de la calidad de vida).

El ingreso hospitalario de una persona con disfagia puede costar un 60% más que el de una persona que no sufre este trastorno

Además, tiene un gran impacto económico. "Sabemos que, por ejemplo, el ingreso hospitalario de una persona con disfagia puede costar un 60% más que el de una persona que no sufre este trastorno. Además, sabemos que la disfagia está siendo mal diagnosticada y mal tratada. Mal diagnosticada porque la mayor parte de los profesionales sanitarios no han recibido en su formación los conocimientos necesarios para identificarla o valorarla correctamente y porque la implantación de pruebas específicas para su detección aún es muy baja", indica Javier Bueno.

Atragantamientos

Esto, abunda el experto, lleva a que, en muchos casos, el trastorno no se identifique hasta que aparece algún problema grave (como un atragantamiento o un ingreso por neumonía) y, a veces, ni siquiera en ese momento. E incluso en aquellos casos que son identificados, es habitual "que solo reciban una valoración superficial que no permite saber ni la magnitud de la disfagia, ni cuál es el tratamiento más adecuado".

"Está siendo mal tratada, porque las medidas que se toman con frecuencia solo van dirigidas a minimizar el riesgo (como usar otras vías de alimentación, adaptar la dieta o usar espesantes). Estas medidas compensatorias pueden resultar útiles, pero si son mal administradas, incluso pueden resultar perjudiciales para el propio paciente. Por ejemplo, para algunas personas espesar los líquidos puede ser beneficioso, pero, para otras, puede incrementar el riesgo de que ese líquido espesado acabe en los pulmones", incide Javier Bueno.

Existen otra serie de medidas que pueden ayudar a recuperar la capacidad de tragar y que, sin embargo, son aplicadas en mucho menor medida, ya sea por desconocimiento de los propios profesionales o por la falta de recursos: "A muchos pacientes que podrían mejorar e incluso recuperar completamente su capacidad de tragar, no se les da esta opción y pierden la oportunidad de volver a comer".

Garantizar la asistencia

El colectivo insiste: hace falta un Plan Nacional de Disfagia. "Permitiría mejorar la identificación y el abordaje en los distintos contextos (Atención Primaria, hospitales, residencias... ) y ayudaría a incrementar la formación del personal sanitario. "¿Se imagina no poder volver a beber nunca un vaso de agua?, ¿y no poder hacerlo cuando existe una solución?. Las personas que sufren disfagia tienen derecho a ser correctamente evaluadas y tratadas, a seguir saboreando la vida", indica Javier Bueno.

Porque, recuerda el representante del Consejo General, actualmente muchas personas "no tienen otra opción que costear su propio tratamiento, que puede valer en torno a los 2.500 euros en los casos en los que no hay complicaciones, pero que puede ser superior cuando requieren la participación de múltiples profesionales o se extienden más en el tiempo". Advierte: un ingreso por neumonía broncoaspirativa tiene, por ejemplo, un coste medio de 5.600 euros.

"Muchas personas no tienen otra opción que costear su propio tratamiento, que puede valer en torno a los 2.500 euros", Javier Bueno, logopeda

"A nuestros servicios de salud debería interesarles invertir en evitar estos ingresos", afirma. Por eso, los logopedas piden a la Ministra de Sanidad, Mónica García, que, además de implementar el Plan de Disfagia, lleve al Consejo Interterritorial una propuesta concreta para garantizar que en todas las comunidades autónomas las personas que lo necesiten reciban una atención adecuada.

Universalidad del tratamiento

"Es necesario que los logopedas aumentemos nuestra presencia en la Atención Especializada y que nos encontremos presentes también en el primer nivel de atención al ciudadano, es decir, en la Atención Primaria, para poder asegurar esta universalidad", insiste Bueno.

Por eso, otro punto que le piden a la ministra, es la modificación de la cartera de Servicios Comunes del SNS para la inclusión de la logopedia en la Atención Primaria. "Algunas comunidades han empezado a dar pasos en este sentido, aunque por el momento el número de logopedas trabajando en este nivel de atención es casi testimonial, apenas 30 en toda España. No hemos visto interés por realizar esta modificación por parte del Ministerio", concluye.