Aparecen ya las condiciones que parecen permitir la eclosión de un movimiento político europeo, genuinamente democrático, con el objetivo de construir realmente la Europa de los ciudadanos frente al dominio y predominio de los mercados financieros que manejaron el cotarro de las cúpulas institucionales de la Unión, exentas de los controles democráticos más elementales. Es el modelo, ahora vigente, cuyo fracaso innegable estuvo, en gran parte en el mismo origen de la crisis pero, sobre todo, en las respuestas a la misma, expropiadoras y expoliadoras de lo público, en la imposición de la austeridad salvaje para las mayorías, en el crecimiento de los movimientos xenófobos y de extrema derecha y en la reducción a papel mojado de los principios y derechos civiles, esenciales en la construcción política de la UE. Según el análisis de estos nuevos movimientos, por este camino solo puede llegarse y se está llegando a una "desintegración insidiosa" de la UE que solo puede evitarse con una auténtica regeneración democrática. Su objetivo es, pues, "la democratización de Europa", cuya unión política consideran "un logro excepcional porque consiguió unir de forma pacífica a unos pueblos europeos que hablan diferentes lenguas y están inmersos en diferentes culturas". "La UE", dicen, "podría haber sido el proverbial faro entre la niebla y mostrar al mundo que la paz y la solidaridad podían ser arrebatadas de las fauces del conflicto y la intolerancia". Como se ve estos nuevos movimientos pretenden el rescate de la utopía primigenia del proyecto europeo, que se demostró posible y viable, pero que solo se puede culminar por la vía democrática. Estas aspiraciones laten en las entrañas de todos los pueblos de Europa, pero cristalizan con más fuerza ahora en los pueblos del sur, porque resultaron ser los más castigados por los frenazos del proceso y por la deriva degenerativa que impusieron los secuestradores de las instituciones de la Unión. Me parece todo esto una saludable reacción de las generaciones que, en buena parte, han sido educadas ya en los valores, perspectivas y aspiraciones de una ciudadanía europea. Es verdad que están empezando, pero Dios los oiga.