La elaboración del presupuesto es uno de los retos de mayor trascendencia del nuevo Gobierno local. En su confección, tramitación, presentación y posterior aprobación tendrá constantes juicios encima: los del resto de grupos de la Corporación y los de los ciudadanos, toda vez que el propio partido ha abierto la vía a los coruñeses para que formulen y controlen "presupuestos participativos", según reza el punto tercero de su programa.

La Hacienda municipal suele iniciar el proceso de elaboración de cada presupuesto anual a comienzos del verano, cuando insta a los jefes de servicio de cada Concejalía a cubrir fichas de gasto. Cada departamento parte de unas cantidades previas determinadas en años anteriores para completar esas fichas, compuestas a su vez por gastos corrientes, gastos de inversión, anexos de subvenciones y anexos de contratos, también los que el Ayuntamiento adjudica a empresas externas. ¿Quién determina qué cantidades son la base de cada Concejalía y hasta qué niveles pueden llegar las cuantías? La decisión generalmente se ajusta a las directrices políticas del equipo de Gobierno.

Cuando el PP accedió al poder en mayo de 2011 tardó tres meses en aprobar una ampliación del presupuesto confeccionado por el bipartito. La modificación de crédito, justificada entonces por el portavoz municipal, Julio Flores, por la existencia de facturas irregulares del anterior Ejecutivo local, tuvo un valor de 10,9 millones de euros.

Lo que Marea Atlántica propone en su ideario es que los ciudadanos puedan participar en la implantación de los presupuestos. La apuesta del Gobierno de Xulio Ferreiro pasaría por que los coruñeses pudiesen reflejar las prioridades de gasto municipal mediante encuestas o consultas realizadas a través de una plataforma digital de participación ciudadana, una herramienta que podría aprovecharse de entre las inversiones incluidas en el proyecto Smart City puesto en pie por el Ejecutivo popular. Habría otros métodos, ya que también está previsto que se celebren asambleas participativas presenciales abiertas a vecinos y colectivos ciudadanos.

Cualquier forma de participación serviría en principio para diseñar el presupuesto del año 2016, el del primer ejercicio completo del nuevo Gobierno municipal. Los números suelen ser foco de discordia permanente entre partidos. No hay más que recordar el presupuesto aprobado por el PP para 2015 para constatar el choque de valoraciones que generan las inversiones: donde los populares resaltaban que las cuentas de este año dedicaban más gasto y atención a los servicios sociales, las políticas de empleo y la mejora de los barrios, toda la oposición criticaba que el mismo presupuesto de 252 millones de euros, superior al del año anterior, no resolvía problemas, olvidaba los barrios, no escuchaba a los vecinos e incumplía promesas.