El Sevilla, después de cerrar el ejercicio 2014-15 como uno de los mejores de su historia, afronta esta temporada con el importante compromiso de jugar otra vez la Liga de Campeones y con el complicado reto de mejorar los ya altos niveles alcanzados en las anteriores campañas.

El equipo hispalense se ha clasificado por cuarta vez en su historia reciente para la máxima competición continental y en las dos primeras alcanzó los octavos de final y en la última, en la campaña 2010-11, fue apeado en la ronda previa a la fase de grupos.

En esta ocasión entra directamente en la fase de grupos gracias a ser el vigente campeón de la Liga Europa, tras ganar la final el pasado mayo al Dnipro ucraniano (3-2) en Varsovia, donde se proclamó tetracampeón de la segunda competición continental.

La formación que dirige el guipuzcoano Unai Emery por cuarta temporada consecutiva -en la primera llegó mediado el curso- hizo unos grandes números en la 2014-15, pues en la Liga BBVA sumó 76 puntos, récord del club en su historia en Primera División. Ahora ha mejorado la plantilla con futbolistas como Krohn-Dehli, aunque haya perdido otros como Bacca.