El Madrid, con el regreso de jugadores importantes como Sergio Ramos, Marcelo y Gareth Bale pero una nueva cara en el centro del campo por las ausencias de Toni Kroos y Luka Modric, quiere evitar el peligro de incendio ante un rival de entidad como el Celta, en un ambiente enrarecido en el Santiago Bernabéu tras perder el derbi ante el Atlético de Madrid.

El clima de optimismo instalado en el madridismo con la llegada de Zinedine Zidane al banquillo, quedó en el olvido tras dos empates ligueros a domicilio frente a Betis y Málaga, y sobre todo tras la derrota mostrando impotencia ante el Atlético de Madrid. La afición del Madrid volvió a explotar, en esta ocasión contra el palco y señalando a jugadores como James Rodríguez o Isco Alarcón. El regreso al estadio de la Castellana provoca que Zidane, sin ser preguntado, mande un mensaje de unión a sus aficionados. Pidió el respaldo al equipo y a los jugadores antes que el silbido y la crítica. Con la Liga perdida, se acerca el duelo europeo ante el Roma, la tabla de salvación de una temporada irregular.

Esa circunstancia puede invitar a Zidane a sentar de inicio a James en el banquillo. Recupera el técnico francés a su defensa titular con el regreso de Dani Carvajal y Sergio Ramos, tras sanción y del brasileño Marcelo superados sus problemas de gemelo. La duda por despejar es Pepe o Varane, con ventaja para el segundo ya que el portugués reapareció en Levante tras un largo tiempo de baja y jugar dos partidos en tres días puede ser una excesiva carga física.

Dos meses ha estado por su parte de baja el galés Gareth Bale, que reaparecerá ante el Celta superada su enésima lesión de sóleos, con el objetivo de que gane ritmo para el partido ante el Roma. En principio, será suplente y permitiría a Lucas Vázquez repetir en el once, tras ser junto a Borja Mayoral los representantes de la ilusión de los canteranos y el hambre que se pedía a jugadores señalados por su falta de actitud por el propio Zidane. El triunfo en el Ciudad de Valencia ante el Levante con un equipo de circunstancias, reforzó la moral tocada del Madrid, que sabe que tiene un duro examen con el Celta en el que ganar confianza para encarar la competición en la que ya tiene depositadas todas sus esperanzas, la Liga de Campeones.