Partidos como el del sábado tienen el valor añadido de poder cambiar la percepción de la realidad después de que se dé un resultado u otro. La temporada del Celta está llena de irregularidades y parece menos fiable en sus mecanismos de comportamiento que temporadas anteriores, pero se mantiene en apariencia cerca de Europa. El Dépor vive al límite de la línea de flotación que amenaza las posiciones de descenso; con un entrenador ya destituido, apenas dos o tres partidos aceptables en toda la temporada y plagado de inseguridades de todo tipo, de un malestar general y sobre todo, de una desconfianza y una crispación que ya dura demasiado tiempo. La única verdad es que de ganar el Dépor, estarían empatados a puntos, el soplo de aire sería un segundo aliento y el entorno y la afición del Celta multiplicaría sus dudas. Un empate dejaría las cosas más o menos igual con la misma incertidumbre para ambos. La victoria del Celta, con Villarreal, Valencia y Real Madrid como próximos rivales coruñeses, podría dejar tintes dramáticos. Una vez más todo este despliegue hay que llevarlo animando cada uno a los suyos con el consabido ¡Forza Dépor! o ¡Hala Celta! desde las 18.30 hasta las 20.15. Antes y después hay que recordar que somos hermanos. Mismo idioma, misma cultura, mismas creencias y costumbres... misma bandera. Somos SOLO rivales en lo deportivo; hasta ahí. Que reine la cordura y el respeto del que venimos haciendo gala en los últimos enfrentamientos. Ahí y únicamente ahí, ganaremos todos. Esto es lo realmente importante.