El puesto soñado, en los tiempos que corren, pasa por el recinto ferial de Silleda. El municipio pontevedrés se ha convertido en la sede tradicional de las oposiciones de la Xunta y, a pesar de que en el padrón hay poco más de 10.000 inscritos, ya recibe con naturalidad una avalancha de decenas de miles de aspirantes a trabajar en la administración autonómica. De ellos, un total de 23.727 acudirán el próximo domingo a pasar uno de los exámenes más importantes de los que han realizado en la vida. La convocatoria del 15 es además la última de las pruebas convocadas este año.

La causa de la elección de esta localidad es su recinto ferial, uno de los más grandes de España y referente mundial en algunos sectores, que gestiona la Fundación Semana Verde de Galicia.

Es el propio personal de los servicios técnicos de la Fundación el que aporta previsión y organización, dos elementos imprescindibles para que el concello pontevedrés no se convierta en un caos; el evento es comparable a que una ciudad como Madrid recibiese a seis millones de opositores el mismo día y a la misma hora.

Estos técnicos se encargan de la logística referida a la cartelería indicativa, colocación de las sillas y mesas, mamparas y el resto del material necesario para acomodar a los opositores.

Carlos Mato, director de infraestructuras y servicios técnicos, explicó a Efe que estos días es necesaria la contratación de personal, para la limpieza, regulación de aparcamientos o seguridad, ya que, por ejemplo, hay un guardia por cada puerta y llegan a estar operativas 41 entradas al mismo tiempo.

Sin embargo, la salida es más conflictiva que la entrada, que se hace más escalonada, ya que los opositores llegan en una hora y media, pero salen al mismo tiempo.

Y no son solo los opositores los que se desplazan a Silleda, sino que vienen con acompañantes y familiares, que aprovechan el tiempo de la prueba para visitar la zona, siempre que el tiempo lo permita, porque, en caso contrario, como les ha ocurrido a unos padres desplazados desde Viveiro, la alternativa fue "tomar un café por el centro".

Aunque no pudieron visitar la localidad, como deseaban, sí que se quedaron sorprendidos por las propias instalaciones del recinto ferial, que vieron "enorme, en un lugar tan pequeña". Sin embargo, agregaron que echan de menos un punto de información turística que permita orientarse, que no existe ni en el pueblo ni en el propio recinto.

Llegado desde Ponferrada, otro acompañante relató a Efe que le parece una buena idea para pasar el tiempo la instalación provisional en la zona de establecimientos comerciales fijos en Silleda, para que los visitantes tengan también "otra forma de pasar el tiempo" mientras aguardan el final del examen.

Ahora también se puede comprar la prensa del día en el stand instalado por Fandiño, que también vende bolígrafos y chicles "para matar los nervios", unos productos por los que cada día hace una caja no inferior a los 200 euros.

También Silvia, propietaria de una tienda de ropa en la localidad, explica que tiene ingresos extra los fines de semana que hay pruebas y una de sus clientas circunstanciales, procedente de Arzúa, echa de menos "que esta feria no la exploten más" y "que anuncien los atractivos turísticos del municipio en el recinto, porque en tres horas se puede ver mucho".

¿Y los opositores? Silvia afirma haber constatado que la actitud es distinta según cómo le hayan ido las pruebas. "si salen contentos, gastan, pero, si sale mal, se marchan todos para casa", asegura.

En cuanto a la intendencia, hasta cinco restaurantes pueden llegar a funcionar en el propio recinto, donde sirven desayunos y comidas "y algún tentempié a media mañana", como señala Fe, encargada de uno de estos establecimientos, que tienen una afluencia considerable, "porque marcha poca gente del recinto mientras se hace el examen".

No obstante, los tres restaurantes y dos hoteles del casco urbano también reciben en ocasiones "un ritmo frenético", como describe Santiago, el responsable de uno de ellos, con comedor para 500 personas y contrataciones extras de trabajadores cuando se enteran de la celebración de oposiciones.