La Consellería de Educación y el Ayuntamiento de Arteixo alcanzaron ayer un acuerdo para garantizar la seguridad de los alumnos del nuevo colegio en las entradas y salidas del recinto escolar. El pacto llega después de que los padres recogiesen casi doscientas firmas para exigir un acceso "seguro" para sus hijos, que se ven forzados a sortear los coches que circulan por la zona escolar, con destino a la avenida de Finisterre o al hipermercado situado en la parcela anexa al colegio.

Un arquitecto autonómico visitó ayer las instalaciones en compañía de los responsables municipales para evaluar sobre el terreno las posibles alternativas que les permitan proteger del tráfico a los cerca de cuatrocientos escolares que acceden al centro a pie y que, por decisión del claustro, se han visto obligados este año a utilizar la puerta trasera.

La obra consistirá en desplazar el acceso hacia el interior y cementar el camino de entrada para crear un paseo por el que los pequeños puedan transitar sin invadir la vía, por la que discurren un elevado número de vehículos coincidiendo con el horario de entrada y salida de los pequeños.

El objetivo es que los trabajos comiencen "de inmediato". La Consellería de Educación asumirá el coste de las obras de la puerta, mientras que el Concello costeará el asfaltado de la explanada delantera, para que los alumnos y padres puedan esperar con seguridad.

De forma provisional, el Concello ha instalado unas vallas que delimiten una senda segura para los escolares. Al inicio de las protestas, el Gobierno local envió a la zona a un policía local para que regulara el tráfico, pero retiró el agente por la falta de efectivos, según explicó un portavoz municipal.

El Concello solicitó un informe a la Policía Local para ver hasta qué punto estaban fundadas las protestas de los padres. El informe, suscrito por el jefe del cuerpo, corroboraba los argumentos de los progenitores.

La entrada "carece del ancho suficiente" y "pone en peligro la integridad de los escolares y acompañantes", concluía. A la vista de los resultados, el alcalde, Carlos Calvelo y la concejala de Educación, Celina Varela se pusieron en contacto con la Xunta para consensuar las posibles soluciones.